Es para la ciudadanía y las organizaciones sociales un reto para el año 2025.
El Estado día a día está en constante controversias entre funcionarios desde las mismas categoría (ministros), de posición de igual a igual, posición media e intermedia con otras instancias gubernamentales e instituciones autónomas y descentralizadas.
Pero las que mayor sentido de conflictos sociales se las da al gobierno son las demandas venidas de la sociedad, el sector social, es decir, los barrios, comunidades, distritos municipales, municipios, provincias y regiones. Pero qué bueno que así es. La sociedad no puede quedarse solo en observación de sus necesidades, requerimientos y más que todo, sus aportes.
Desde las amas de casa, los chiriperos (carpinteros, obrero, tricicleros, motoristas, taxistas, deliviry, u otros), estudiantes, profesionales, técnicos, dirigentes de la sociedad civil (juntas de desarrollo comunitario, clubes, cooperativas, asociaciones de madres, padres y tutores, juntas de vecinos, iglesias (católicas y evangélicas u otras denominaciones); movilizan a la gente a un bien común.
Los esfuerzos extraordinarios que realizan las organizaciones sociales de la sociedad civil en las comunidades, barrios, secciones, comunas, distritos municipales, municipios, provincias y regiones son enormes y a la vez, hermosos gestos de miles y miles de personas que hacen posible la convivencia pacífica a la ciudadanía.
Son esos líderes invisibles en esas demarcaciones que sin interés personal, político, religioso o económico, lideran organizaciones civiles para desde las mismas construir el porvenir de la ciudadanía y a la vez, del país que sueñan.
Se esfuerzan dejando responsabilidades en la casa, trabajo, universidad, iglesia, club de dominó, club deportivo y cultural y hasta de asistir al colmadon de su sector; para acudir a reuniones constantes comunitarias a plantear las problemáticas de sus sectores para el acceso a educación, salud, agua potable, empleos, deportes, cultura, viviendas, derechos a propiedad y otros derechos adquiridos por la población.
Entonces qué espera el presidente Luis Abinader Corona, tanto él cómo sus funcionarios les hacen el «foo» a la gente y a las organizaciones de la sociedad civil. A estos se les remiten cartas, se les hace llamadas y van a sus oficinas y no reciben al liderazgo auténtico del barrio. Pero, también a sus propios líderes del partido los dejan en espera.
Ese capital humano él como líder de la nación dominicana. tiene que aprovecharlo y ofrecerles oportunidades en apoyo a sus excelentes acciones a favor de la gente y la buena convivencia.
Se requiere que el Estado haga visible en la sociedad, ese voluntariado de mujeres y hombres que sin esperar nada a cambio, están en la disponibilidad de luchar, asistir a talleres, reuniones, jornadas a entidades públicas y privadas para mejorar la calidad de vida de su gente.
Pues manos a la obra ciudadano presidente. Mientras tanto para 2025 las organizaciones civiles continuarán trillando el camino del desarrollo y progreso de sus barrios y gente.