La guerra en Ucrania amenaza la recuperación en curso de la economía mundial, incrementando el precio de los combustibles.
Por el comienzo de las hostilidades el 24.2.2022, el barril de petróleo alcanzó los US$103.
La inflación importada ya venía sintiéndose internamente en los precios de insumos agropecuarios e industriales. Las cadenas de suministro continúan perturbadas, con fletes caros y retrasos en las entregas.
En su reciente entrevista con Bloomberg (https://t.co/668x7gQfIW), el Gobernador del Banco Central, Héctor Valdez, advierte que “el entorno internacional permanece enmarcado en un contexto de alta incertidumbre”, la cual “se ha incrementado recientemente… por el escalamiento de las tensiones geopolíticas… En este contexto, las proyecciones de crecimiento mundial para 2022 podrían continuar revisándose a la baja, mientras aumentan las perspectivas de inflación”.
La entrevista celebra la resiliencia económica dominicana, apuntando que para el FMI RD tuvo “el crecimiento más alto de América Latina con respecto al período pre-pandemia”, de 4.7 % entre 2019 y 2021. Según el gobernador, dicha resiliencia está “sustentada en una estructura productiva bien diversificada y sólidos fundamentos macroeconómicos”.
En efecto, cuando contener el contagio del COVID desplomó la demanda de servicios presenciales como el turismo, muchos temieron que el golpe fuera difícil de encajar sin los estímulos asumidos en otros países. Pero en RD la respuesta fue igualmente efectiva.
Los controles no afectaron la producción en industrias estratégicas para la alimentación y la manufactura de productos de exportación. Así, a nadie faltó comida por escasez de productos de la canasta básica, creciendo el sector agropecuario 3 %. Tampoco se detuvieron las exportaciones de zonas francas, con renglones como los dispositivos médicos, la electrónica y los cigarros creciendo holgadamente.
El FMI asignó US$630 millones, los inversionistas internacionales reiteraron su confianza adquiriendo US$3,800 en bonos soberanos y las remesas crecieron 25 %, permitiendo el cierre de las reservas internacionales a niveles sin precedentes.
La semilla de la recuperación caía así en el terreno fértil aportado por la estabilidad macroeconómica de una economía con sólida gobernabilidad, capaz de incrementar sus reservas pese al desplome del turismo y de contener la devaluación de su tipo de cambio a niveles inferiores al resto de la región.
Dicha semilla fue irrigada con medidas de política monetaria –reduciendo las tasas de interés de referencia a 3 % y aumentando la oferta monetaria en 5 % del PIB– y de política fiscal –preservando los ingresos de sectores vulnerables y prorrogando los pagos de impuestos.
La semilla de la recuperación germinó robusta en 2021 por efecto del programa de vacunación, cuyo alcance nacional y total cobertura en el turismo permitió eliminar los controles de contagio. Sólo en diciembre 2021 llegaron 700 mil turistas, número mensual sin precedentes.
Atender las justas preocupaciones del Gobernador demanda ahora una respuesta de largo plazo que minimice la dependencia de combustibles importados.
Urge pues apostar por la descarbonización, con el hidrógeno como combustible principal en la generación eléctrica, el almacenamiento de energía solar y eólica, el transporte masivo de pasajeros y de carga y la producción de cemento y metalurgia.
Seamos resilientes, también, frente a los efectos de la guerra.