Uno de los graves inconvenientes que ha caracterizado históricamente a la mayoría de los políticos dominicanos, imagino que a los latinoamericanos en general, es que olvidan sus promesas de campaña automáticamente se “encaraman” en los cargos, ya sea los elegidos por voluntad popular o designados.
Es una característica que los identifica casi a todos, producto de que los pueblos en su casi totalidad, no exigen sus derechos.
Promesas del campaña quedan en el olvido como por arte de magia, y como nadie o muy pocos reclaman, cada vez aumentan los ofrecimientos para solucionar problemas ancestrales de las comunidades.
En plena campaña electoral, asistí a un encuentro con la actual alcaldesa del Distrito Nacional Carolina Mejía, en donde se comprometió al rescate del estadio de La Normal, instalación que definió como “alto valor histórico”, dado que allí se escribieron historias imborrables del béisbol dominicano.
Por los pasos dados, parece que el proyecto está al tris de ejecutarse, después de una fructífera reunión que sostuvo con el ministro de Deportes Francisco Camacho, donde resaltó ese compromiso con la colectividad del Distrito .
Ojalá que el rescate de La Normal inicie pronto para que cumpla la palabra empeñada, que reitero, es uno de los puntos débiles de la clase política.