Con el fracaso que la reapertura (elecciones incluidas) ha tenido en el marco del control de la pandemia y sus niveles de infección (los contagios superan los mil casos diarios) el nuevo gobierno se enfrenta al gran dilema o de enfrentarla radicalmente, disminuyendo el alto grado de contagio para evitar el colapso del sistema de salud mediante nuevas medidas de confinamiento, detección de nuevos casos y rastreo de contactos, cuarentena y toque de queda, en otras palabras comenzar de nuevo desde cero, o continuar con la desescalada para mantener la actividad de la economía y evitar que se produzcan quiebras masivas y aumento descontrolado del desempleo.
En vista de que no existe un punto de equilibrio entre estas dos opciones, en el sentido de que las medidas de confinamiento no pueden ser parciales pues no se lograría el objetivo deseado, y la apertura económica a medias no alcanzaría a satisfacer los objetivos de operación de los negocios en términos de costo-beneficio, el nuevo gobierno tendrá que decantarse por UNA de las dos. Es decir no podrá estar con Dios y con el diablo al mismo tiempo.
¿Cual de estas dos posibilidades de acción deberá escogerse en lo inmediato? y ¿cuales serian las medidas urgentes a aplicar desde lo económico y lo institucional?.
La respuesta correcta no necesita de interminables discusiones, solo seguir el consejo popular que dice que “la salud es primero, sin salud no hay nada”. Tan simple como eso…Todo es recuperable con el tiempo excepto la salud.
Se tendrá que poner todo el empeño en comenzar de nuevo, lastimosamente, a causa de la irresponsabilidad del gobierno que prácticamente abandonó a la población en medio de la pandemia, aplicando una especie de “Inmunidad del rebaño” en los hechos, volveremos de nuevo al año cero de la crisis lo que significa recaudar otra vez los recursos urgentemente necesarios para hacerle frente con eficiencia.
Para eso es recomendable que este gobierno y el que viene el próximo 16 de Agosto pongan la debida atención a lo que la CEPAL ha estado recomendando, en el curso de de la «corona crisis», a los países de la región, especialmente a los del grupo del Caribe al que pertenece la Rep Dom.:
1. Solicitar una reducción o anulación, en conjunto, de la deuda externa que en el caso Dominicano representa el 40% del presupuesto nacional, situación que ejerce una gran presión sobre las finanzas públicas.
Esto a diferencia de lo que algunos economistas están planteando de profundizar aún más el nivel de endeudamiento (algunos hablan de hasta 10 MM de dólares) lo que comprometería aún más los ingresos fiscales futuros. Sin embargo creo podemos acceder modestamente a otras fuentes de financiamiento menos comprometidas sobretodo en lo que se lleva a cabo la iniciativa de alivio de la deuda.
2. La suspensión de pagos de los servicios de luz, agua y telecomunicaciones sin multas ni cortes del servicio hasta finales del 2020.
3. Continuidad de los programas FASE I y II (en la siguiente proporción: 30% para las grandes empresas, 50% para las medianas, 60% para las pequeñas y 80% para las micro), Quédate en casa y el programa Pa’ti.
4. La postergación o cancelación de los impuestos, cuotas a las AFP y adelantos hasta por lo menos finales del 2020.
5. Establecimiento del Ingreso Básico de Emergencia (IBE) para el resto de la población pobre por familia. Este ingreso monetario deberá ser complementado con el suministro de raciones alimenticias semanales. Con ello se pretende evitar el fracaso de las medidas de confinamiento.
Los recursos necesarios para llevar a cabo estas medidas no deberán provenir de la población más vulnerable, como hasta el momento ha sido. Aquí algunas recomendaciones:
1. Impuesto a las grandes fortunas. Un 3% resultaría suficiente y cubrirá aproximadamente una quinta parte de los recursos necesarios. Una encuesta a la población sobre este tema podría servir de soporte a esta iniciativa.
2. Profilaxis del gasto público para recuperar recursos de gastos improductivos en publicidad, botellas, nóminas ocultas etc. así como realizar transferencias presupuestarias y rebajas sustanciales de los altos sueldos y pensiones de funcionarios.
3. Penalización temporal a la gran inversión extranjera, en especial a la minería metálica (oro, plata, ferroníquel) cuyos commodities se cotizan al alza en los mercados mundiales, además de congelar sobrepagos a la empresa Odebrecht para destinarlos al combate de la pandemia.
4. En general una mayor sobriedad en el gasto del gobierno junto al posible ahorro proveniente de la reducción o anulación de la deuda, nos ubicaría en una situación más sana para enfrentar el devenir de los próximos meses.
Si el gobierno decide escoger la vía rápida de más endeudamiento seguiría la tendencia de la actual administración de cargar el peso de la crisis en los hombros de la población. En medio de una guerra, como la que llevamos contra el COVID 19, para pelear se deben usar armas de guerra.
Muchas de estas propuestas sabemos no podrán aplicarse durante este gobierno, aunque la crisis lo amerite, así que le corresponderá al nuevo gobierno del PRM aplicarlas, comenzando de nuevo desde el año cero de la pandemia.