David Alvarez
No salgo de mi asombro leyendo las declaraciones de tantos personajes que procuran guiar políticamente a la sociedad dominicana. Desde alaridos moralistas hasta artilugios politiqueros, giran y giran en torno a temas, una vez a favor, otros en contra, según el sol les brille o la sombra los cubra.
Con la reforma constitucional para permitir la repostulación del actual presidente es fascinante leer tantas proclamas de adhesión o rechazo, según les convenga o perjudique.
¿Es la repostulación de derechas o de izquierdas? En nuestra historia hemos tenido a Trujillo, Balaguer, Hipólito y Leonel repostulándose.
En América Latina en casi todos los gobiernos de “izquierda” han ocurrido repostulaciones, sin olvidar los hermanos Castro que han sido los más exitosos en el tema.
No parece ser un problema en Europa y los Estados Unidos han articulado una fórmula, muy citada recientemente, de una vez y nunca jamás.
La repostulación se tiende entre dos extremos: por un lado el derecho del pueblo a escoger el gobierno que desee, en el otro lado el uso de los recursos del Estado de un gobernante repostulándose.
¿Es justo limitar los derechos del pueblo a escoger un gobernante? ¿Es legítimo que un partido en la oposición busque la ventaja electoral al bloquear la repostulación de un candidato claramente ganador? ¿Cómo podemos regular el uso de los fondos públicos en campaña?
La respuesta a esas preguntas trascienden el 2016, pero dudo que interesen en el fragor electoral. Los discursos lucen muy elevados, pero las pasiones que los mueven no lo son.
