Los partidos que se proclaman promotores y guardianes de la democracia no son muy amantes de ella que digamos, cuando del manejo de sus cosas internas se trata.
Con frecuencia escucho decir que las grandes decisiones son cosas para las élites. Afortunadamente, quienes así opinan suelen dejar escapar una mirada avergonzada.
Vaya desvergüenza, cuando del quehacer político se trata.
Parece que hay algún gen extraño en el ADN político de Juan Bosch, pues sus hijos y nietos institucionales coinciden en el desprecio a las prácticas democráticas.
Para muestra un gran botón:
El Partido de la Liberación Dominicana decidió que su Comité Político decidirá sobre las reservas del 20% de sus candidaturas.
El Partido Revolucionario Dominicano decidió que su cúpula decidirá sobre las reservas del 20% de las candidaturas.
El Partido Revolucionario Moderno, una derivación del legendario PRD, decidió que su cúpula decidirá sobre las reservas del 20% de las candidaturas.
Esas mismas cúpulas, con el auxilio de un Congreso ineficiente y una Junta Central Electoral complaciente, decidieron que ese 20% de las candidaturas es del total de las 4,116 candidaturas que se disputarán en las elecciones congresionales y municipales, sin importar la categoría y el nivel.
Gracias a esa interpretación, la cúpula decidió que ellas tienen facultad para señalar de dedo la totalidad de las candidaturas a Presidente, Vicepresidente, senadores, diputados, alcaldes y directores de distritos y aun les queda colita, pues ese total no llega a las 823 candidaturas que la cúpula se asignó.
Como puede verse, pretensiones como esas no pueden salir del seno de ningún ente político con el gen de la democracia en su ADN.
Los congresistas, que están llamados a ser los miembros de uno de los poderes del Estado más aferrados a las prácticas democráticas, cada vez que tienen oportunidad demuestran que no asistieron cuando se repartió esa concepción.
No solo fueron los responsables de ese tollo jurídico y otras perlas más, sino que quieren meter preso a todo el que hable mal de ellos o de sus práxis.
Diógenes ha pasado trabajo buscando un partido democrático en este país de Dios.