Una de los mecanismos sobre los que se cimientan los sistemas parlamentarios es el llamado Voto de Confianza.
¿En qué consiste ese mecanismo? Es una moción que se presenta ante el Parlamento a los fines de calibrar el nivel de apoyo que posee el primer ministro.
Si una vez sometida a votación la moción de confianza no logra la mayoría de votos en el parlamento, se impone entonces ordenar nuevas elecciones.
¿Por qué hacer alusión a esto?
La magistrada procuradora fiscal del Distrito Nacional, Rosalba Ramos, emitió declaraciones hace unos días en las que decía sentirse acosada por el inspector general de la Procuraduría General de la República, Juan Ventura.
En el entendido de que la magistrada Ramos hizo pública una situación interna, el magistrado Ventura aclaró que la magistrada Ramos estaba siendo investigada, entre otras cosas, por su manejo del caso del reconocido capo Cesar el Abusador.
Y aquí se impone hacer un primer aclarando.
Existe ya una contradicción entre lo que plantea la magistrada Ramos y lo que plantea el inspector general Ventura.
Alguien podría decir que eso es normal en esa dinámica de trabajo, pero en este caso es algo grave, pues se menciona a una persona que extrañamente evadió las autoridades y hubo de ser capturado fuera de territorio dominicano.
Este tipo de mensaje contradictorio se ve agravado por los precedentes que acompañan a la controversial procuradora fiscal Ramos.
Según se reseñó en este mismo diario, aquí el link: https://eldia.com.do/periodista-edith-febles-denuncia-concurso-del-mp-para-seleccionar-titulares-de-dependencias-esta-amanado/, la prestigiosa periodista Edith Febles denunció que la magistrada Ramos ocupa esa posición fruto de un concurso amañado.
Es altamente preocupante el nivel de detalle con que se explica cómo fue estructurado el concurso, y peor aún, cómo de antemano se supo que Rosalba Ramos ganaría la posición de procuradora fiscal del Distrito Nacional.
Como si esto fuera poco, el tiempo que es el mejor aliado de la verdad, ha permitido desnudar en toda su dimensión a quien encabezaba la Procuraduría General de la República en ese momento.
Y aquí volvemos al inicio de estas letras:
¿Puede sentirse la sociedad representada si hay dudas sobre la forma en que la fiscal Ramos llegó a esa posición?
¿Puede la sociedad pasar por alto la evidente cercanía de la magistrada Ramos con el ex procurador Jean Alain Rodríguez y su cuestionada gestión al frente de la Procuraduría General de la República?
¿Sería atrevido decir que su defensa del ex procurador, luego de que este en su momento desconsiderara a Miriam German, fue reveladora?
No se trata de cuestionar la integridad de la magistrada Ramos, sino de la responsabilidad que conlleva ser ministerio público y por consiguiente vocero de los intereses de la sociedad, parte de la cual anhela justicia y ve en ella un estorbo.
Rosalba Ramos no goza del voto de confianza de una gran parte de la sociedad, de esa que está obligada a representar. Así pues, se impone lo honorable:
¡Renuncie magistrada Ramos!