Cartas a Evelina constituye un formidable ensayo de Francisco Moscoso Puello, publicado en el año 1941, en la que el escritor y respetable médico describe la forma de pensar y de actuar del dominicano; comportamiento que ha permanecido sin muchas variaciones a través del tiempo.
La obra tuvo poca difusión, lo cual se entiende en el contexto de que, entre otras cosas, golpeaba directamente a los lisonjeros de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, que se encontraba en pleno apogeo en el momento de su publicación.
Los mejores pensadores de la época prefirieron callar y otros, los menos, hasta llegaron a criticarla. Hubo la excepción de un alumno de Moscoso Puello, el psiquiatra Antonio Zaglul, quien tuvo el valor de defender la obra y a su autor: “Moscoso, en su lenguaje hablado y escrito, es el mismo rebelde de su infancia.
Publica Cartas a Evelina y hace críticas al gobierno tiránico. Lo llevan a la cárcel donde intenta cortarse la yugular, prefiere la muerte a la humillación. Trujillo no tiene un preso cualquiera, en sus mazmorras está uno de los mejores cirujanos del país y un intelectual de valía. En un gesto increíble del déspota, lo pone en libertad y lo nombra director del hospital Padre Billini, sin exigirle nada, ni siquiera una letra de adhesión como era su costumbre”.
Destaco algunos de los señalamientos que hace Moscoso Puello en Cartas a Evelina sobre el comportamiento del dominicano: “… su falta de patriotismo es notoria. Por lo menos, de ese patriotismo que no consiste en la defensa instintiva del solar nativo, que éste no le falta ni a las tribus más salvajes del globo”.
Continúa diciendo: “No me refiero al patriotismo que consiste en crearle una personalidad a la patria de todos por los medios que puede poner en acción la capacidad bien orientada.
De este patriotismo no tiene nada”.
Observa que ese patriotismo solamente se verifica “cuando se trata de arrojar del territorio a los haitianos, nuestros simpáticos vecinos, que han tenido, por lo menos, el honor de producir a Toussaint Louverture, negro casi genial”.
Moscoso Pueblo resulta punzante cuando señala que el dominicano siempre ha procurado arrodillarse ante el poder para procurar beneficios particulares: “Aquí se juega a gobierno. No tenemos ciudadanos.
Las dos terceras partes de la población está constituida por campesinos ignorantes, cuya mentalidad no ha avanzado gran cosa desde la conquista. La otra tercera parte está formada por hombres de mediocre ilustración y corrompidos, que adolecen de las taras que nos legó la escoria de los conquistadores y la de otras razas inferiores. No hay, pues, elementos para establecer un régimen político avanzado de acuerdo con la hora de progreso que vive el mundo…”.
En estos días en que se producirá el traspaso de mando en la República Dominicana, y un partido de la oposición, en este caso el Revolucionario Moderno (PRM), asumirá la dirección del Estado, se observa a ese dominicano lisonjero y arribista que, formidablemente, describe Moscoso Puello, coqueteando indignamente al presidente Luis Abinader.
Empresarios, sindicalistas, periodistas, faranduleros y políticos, entre otros, que nada hicieron para la victoria de los ganadores y que, por el contrario, estaban en la acera del frente, hoy se vuelcan en elogios hacia el futuro mandatario dominicano.
Una mirada retrospectiva nos llevará a concluir que en la actualidad, las Cartas a Evelina están renovadas frente a un comportamiento del dominicano que no ha cambiado desde la proclamación de la Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844.