Estamos a escasos días de escuchar al Presidente de la República Dominicana rendir cuentas al Congreso. Ante este acto tan importante para la democracia dominicana, yo les pregunto: ¿estamos lo suficientemente informados como para hacer cumplir los pilares para una rendición cuentas: sancionar, cuestionar y exigir?
Les hago esta pregunta porque en lo largo de mis 33 años de edad y desde que la razón me usa, nunca he visto a la ciudadanía, y hasta me atrevo a decir, ni a los poderes del Estado, cumplir con alguno de estos pilares cuando nuestros presidentes rinden cuentas de su gestión pública.
Lo que pasará este próximo 27 de febrero es algo muy importante para nuestro país. Es un hecho que heredamos de Juan Pablo Duarte, nuestro fundador, cuando pidió dinero prestado para el proyecto revolucionario de independencia que nos liberó del régimen haitiano y nos bautizó como dominicanos. Duarte pidió la suma de $1.000.00 pesos fuertes, de los cuales dicen las “buenas” lenguas, solo gastó $173.00 pesos fuertes. Hizo un manuscrito donde detalló todos los gastos y devolvió el dinero restante. A eso se le llamó la primera rendición de cuentas desde que se fundó este país.
Nuestro primer mandatario es un servidor público, que tiene el deber de informarnos punto por punto en qué se gasta nuestro dinero, por eso el acto que se realiza en el Congreso Nacional, debe ser algo semejante a cuando un estudiante se presenta para un examen final ante un profesor, o cuando un jefe te pide el reporte de resultados de tu trabajo. En este caso nosotros seríamos el profesor o el jefe, y el estudiante o el colaborador, sería el Presidente. Así de importante es este evento para nuestra democracia. Es el único día del año donde se someten, a través de un discurso, a ser evaluados por el pueblo.
Dicho todo esto, vuelvo y pregunto: dominicanos ¿estamos lo suficientemente informados para hacer cumplir estos pilares en esta próxima rendición de cuentas el 27 de febrero?
El presidente en curso, Luis Abinader, tiene una gran responsabilidad este domingo. Como ciudadanos estaremos atentos a escuchar si sus promesas de campaña han sido cumplidas, cuáles han sido sus logros para mejorar la calidad de vida de la gente, en qué sectores de la sociedad han sido invertidos nuestros “chelitos” que pagamos a través de los impuestos que nos cobran hasta por usar Spotify Premium; saber qué ha hecho esta gestión para descentralizar el arte y la cultura (tema que hasta el sol de hoy no he oído nunca en una rendición de cuentas), o mejor aún… cuáles temas él propuso en su plan de Gobierno durante la campaña, que aún no se han podido alcanzar.
En este último punto me detengo en unas oraciones. Decir en una rendición de cuentas las cosas que todavía no se han podido lograr, es válido y es parte de este ejercicio democrático. Sería interesante escuchar a un Presidente siendo honesto con las cosas que todavía no se logran, porque implican más tiempo o más esfuerzo, y motivar a que se seguirá trabajando para cumplirlas. Pero no ha pasado. Porque lo que hemos visto cada 27 de febrero es un discurso con frases lindas sobre los Patricios y un informe de logros inflados segmentados por cada institución pública, “para que la gente vea que se trabaja”.
Espero que este humilde aporte, a través de estos caracteres, nos haga reflexionar un poco sobre nuestro importante rol ante el evento que viviremos este próximo domingo 27 de febrero.
Cuento con que los dominicanos y dominicanas estemos preparados para exigir, cuestionar y sancionar en caso de ser necesario, todas las promesas o problemas que aún no han sido resueltos por nuestros funcionarios públicos. De lo contrario, lo que pasará ese día en el Congreso Nacional, no será una rendición de cuentas, sino, una rendición de pleitesía.