Nació en Santo Domingo, un 28 de enero de 1950. Hijo de Humberto José Rímoli, de nacionalidad brasileña, hijo de inmigrantes italianos, y de Fior D’ Aliza Martínez Féliz, dominicana. Creció en Ciudad Nueva, ciudad de Intramuros.
Realizó sus estudios primarios inicialmente en el colegio Santa Teresita, luego en el Instituto-Escuela Marco A. Cabral. Entró al Colegio Dominicano La Salle, en sexto grado, hasta su investidura como bachiller en Ciencias Físicas y Naturales, 1967.
En julio de 1967 inició sus estudios universitarios en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (Unphu), donde cursó los primeros 2 años de Medicina correspondiente a la Premédica.
En 1969 ingresa a la carrera de Licenciatura en Biología, de reciente creación. En 1971, cuando cursaba el segundo año de la carrera se anunció un curso de Antropología y Arqueología, ideado y dirigido por el profesor Marcio Veloz Maggiolo, que recién regresaba de España, donde obtuvo su doctorado en Prehistoria de América.
En ese curso participó un nutrido grupo de profesores universitarios y estudiantes de término de diferentes carreras. De ese curso surgió un pequeño equipo integrado por el doctor Carlos Morales Ruiz, el licenciado Pragmacio Marichal Batista, que realizaron las investigaciones arqueológicas del sitio precerámico y ceramista temprano en las Honduras del Oeste, cuyos resultados fueron presentados en una exposición que se llevó acabo con motivo de fin del curso.
A partir de ahí se despertó el interés en el profesor Rímoli por la zooarqueología, integrándose junto a Fernando Luna Calderón al equipo de investigadores del Museo del Hombre Dominicano, dirigido por Marcio Veloz.
Hasta entonces, la información zooarqueológica era pobre y escasa en los estudios arqueológicos.
Esa fue el área que empezó a desarrollar en Smithsonian Institution en su condición doble de biólogo y arqueólogo. Participó en el Survey arqueológico que el Proyecto Museo del Hombre Dominicano desarrolló internamente en todo el país hasta culminar en la inauguración del Museo, y las publicaciones de los 3 primeros boletines conteniendo los resultados preliminares de las investigaciones realizadas.
Una vez inaugurado el MHD partió becado al Smithsonian Institution, donde permaneció por 2 años en un programa de entrenamiento intenso en biología evolucionaria y sistemática y antropología, con sede en los departamentos de Paleontología y Antropología del National Museum of Natural History. De su trabajo en el Smithsonian Institution resultaron varios trabajos, entre ellos los “Roedores fósiles de la Española”.
Puede decirse que los estudios paleontológicos en ese instante eran escasos y realizados principalmente por investigadores extranjeros. Pero la visión fue cambiando y se desarrolló el trabajo coordinado en equipo: “El nuestro fue valorado y reconocido por la comunidad de investigadores del Caribe, probablemente el mejor del área.
A pesar de que nos hemos mantenido investigando por muchos años, ha sido por nuestro interés individual. El MHD fue perdiendo apoyo de parte de las autoridades y la consecuente falta de recursos para la investigación y las publicaciones.
Los últimos 20 o 25 años, los estudios arqueológicos, zooarquelógicos, paleontológicos están virtualmente detenidos, víctima del desinterés, la abulia e incomprensión estatal” –declaró.