Religión y libertad

La redención hoy día es material en Occidente, no importa la prédica de la religión. Los sentidos lo muestran por todas partes contra cualquier credo; pero las instituciones, una vez han calado, no mueren, en algunos casos se acomodan a los cambios o se traslapan. 

Hoy día en Occidente no es aceptable la esclavitud (institución de la antigüedad), pero existe, y allí donde no la ejerce un individuo contra otros, o un colectivo contra otro, puede haber uno practicándola sobre sí mismo o sobre un animal bajo la condición de mascota o trabajador. Sé de una disciplina que denomina “formaciones” a esta convivencia de estructuras sociales.

Las religiones han existido y existirán porque la criatura humana necesita creer. Y cuando dice que no cree, en realidad se engaña y su religión puede llegar a ser la incredulidad, el poder, el ateísmo, la ciencia… ¿quién sabe? Los americanos tendemos a atribuirle a Estados Unidos una actitud obsesiva con la libertad de expresión y como consecuencia de ésta con la libertad de prensa.

En algunos casos este apego comparte aire con el celo de los Estados islámicos frente a su religión.

Se puede uno arriesgar, con este juicio, a escribir que el laicismo de Occidente, el de la separación entre la iglesia y el Estado, se apega, sin embargo, a una religión que con el mortal ataque contra la revista satírica de París “Charlie Ebdo” ha mostrado su arraigo, no sólo al nivel de los medios de comunicación y sus oficiantes, desde donde era de esperar la solidaridad sin importar las diferencias de criterio, sino en los gobiernos, lo cual resulta sospechoso.

Para los periodista la libertad de expresión y de pensamiento es un principio inconmovible, pero, ¿y para el Estado y sus administradores, por qué lo es? Los cabeza de Occidente se agarraron, codo con codo, y marcharon en París tras el ataque a “Charlie Ebdo”.

Europa tiene un antecedente importante en las guerras de religión y Francia en su Noche de San Bartolomé. ¿lo recuerdan?

En medio de la atmósfera occidental, el islamismo radical arraiga, en gran medida, entre una parte de la población expuesta a sus doctrinas para la cual la redención material es, con mucho, una cumbre inalcanzable por los medios dejados a su alcance en la marginalidad social y económica.

La riqueza o el desarrollo de las naciones es una estadística y, como consecuencia, una superstición. En países pobres las diferencias económicas muy marcadas pueden provocar explosiones fatales para el pacto social.

En naciones como Francia esto es improbable, vista la apropiación del Estado por sectores en condiciones de lanzar las instituciones sobre los demás. Allí la violencia puede ser episódica y focalizada, pero manejable.

Esta vez alcanzó a la libertad de expresión y la prensa enlutada se descubre en el fondo —en la intimidad— abrazada, si no con el enemigo, con el contrario según los principios.