Relanzar la integración americana

Relanzar la integración americana

Relanzar la integración americana

Federico Alberto Cuello

Doce de los treinta y cinco países del hemisferio occidental acordaron en Washington trabajar por un futuro más promisorio.

Con sociedades más equitativas, gobernadas en democracia por instituciones eficaces que atiendan las necesidades de todos sus conciudadanos.

Con mayores flujos de comercio e inversión para elevar los niveles de vida, frenar la migración y revertir la degradación ambiental.

Con valores comunes e irrenunciables: democracia, respeto al imperio de la ley, la diversidad, la inclusión, al trabajo digno y bien remunerado, la protección social y ambiental, los derechos laborales, los derechos humanos universales y las libertades fundamentales.

Con el firme propósito de consolidar la integración económica de las Américas a partir de cinco prioridades: competitividad regional, prosperidad y gobernabilidad, infraestructura sostenible, protección del medio ambiente y fomento de comunidades saludables.

Con tres líneas ambiciosas para la acción inmediata a través de iniciativas específicas:
1) Desarrollo económico inclusivo a través del emprendimiento, la capacitación laboral para la era digital, la plena incorporación de la mujer, el acceso a los servicios públicos, la seguridad alimenticia y nutricional, la agricultura climáticamente inteligente y la adaptación y mitigación del cambio climático;

2) Competitividad económica regional, amparada en los compromisos de liberalización y de cooperación existentes, para el desarrollo sostenible y la resiliencia de las cadenas de suministro frente a futuros choques; y
3) Financiamiento de calidad, en cantidad suficiente para motorizar la competitividad, financiar las infraestructuras requeridas por la transición energética, y atender las necesidades regionales de innovación y de creación de empleos dignos.

Es así que los doce líderes, reunidos en el marco de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEP), se proponen relanzar la región, estableciendo “las cadenas regionales de valor y suministro más competitivas, inclusivas, sostenibles y resilientes del mundo”, centrándose inicialmente en tres sectores prioritarios: energía limpia, suministros médicos y semiconductores.

La declaración adoptada invita a los ministros a establecer un proceso para “admitir a países adicionales del Hemisferio Occidental” que quieran integrarse a esta nueva Alianza de las Américas.
Los Jefes de Estado se comprometieron a reunirse cada dos años para evaluar los avances alcanzados y seguir estrechando los lazos de prosperidad y seguridad entre nuestros países.

Este ambicioso programa marca un punto de inflexión en las relaciones hemisféricas y resulta de un saludable cambio de actitud, cuyos dividendos ya se dejan sentir en países como México, Costa Rica, Panamá y RD, beneficiarios de la relocalización de las inversiones en sus territorios, orientadas a las exportaciones hacia los EE. UU.

Para algunos esta iniciativa es poco ambiciosa y, además, tardía, frente al avance que ya tienen en América Latina y el Caribe países rivales a los EE. UU., en el financiamiento de infraestructuras, en las compras de productos básicos y en la extracción de minerales críticos para la transición energética.

Pero la UE y el grupo ASEAN ilustran la importancia de la integración para la seguridad económica de sus miembros.
Por ello hay que relanzar la integración americana, sin excluir a nadie, y así alcanzar ese futuro promisorio que merecen nuestros pueblos.



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