Un político, José Ricardo Taveras, rasgó sus vestiduras porque el martes pasado califiqué como disparatosos a neo-nacionalistas que aterrorizan al pueblo con denuncias de una supuesta trama internacional para fusionarnos con Haití. Taveras fue director de Migración por muchos años.
Tomó para sí solito cuanto opiné. Pero me refería a otros que también difundieron un viejo estudio del Banco Mundial sobre una unificación monetaria con Haití, cuya conclusión fue que es imposible actualmente.
Proponer que otras naciones u organismos internacionales conspiran para que absorbamos a Haití es una barbaridad contraria a la razón (o sea, ¡un disparate!). Ninguna potencia ni entidad tiene que convencer a los haitianos para venir aquí buscando mejor vida, como vamos los dominicanos a Estados Unidos o Europa.
Sólo nosotros, los dominicanos, cumpliendo nuestras leyes y cuidando la frontera, podemos contrarrestar los efectos aquí de la penosa y progresiva disolución indetenible de Haití.
A nadie pesa, duele y cuesta tanto como a República Dominicana la inviabilidad haitiana. Por tanto, deberíamos enfrentar con mayor honestidad intelectual los disparates.