Lo recuerdo recién graduado con los más altos honores, cuando llegó a la nueva oficina Tapia Espinal, donde logró el respeto y aprecio de sus colegas de bufete Mercedes Tapia López, Fabiola Medina Garnes, Clara Reid Tejera y Néstor Contín Aybar.
Era alrededor de 1981. El PLD tenía apenas seis años de fundado y él simpatizaba con Bosch desde antes de poder votar. Poco después pasó de circulista del PLD al liderazgo cada vez mayor; un día me sorprendió preguntándome sobre su idea de aspirar a regidor en 1986.
Opiné que la política requiere destrezas y aptitudes que me parecían incompatibles con su decencia y formación familiar.
Fue regidor hasta 1994, luego diputado y finalmente senador y presidente de la Cámara Alta, aparte de secretario general de su partido. Una de sus frases más memorables fue afirmar, en medio del escándalo Odebrecht, que pasó por el pantano sin enlodarse.
Llevó el calvario de su cáncer con gran dignidad. Quizás habría sido un excelente presidente. La depresión es una enfermedad maldita. ¡Descanse en paz!