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Regreso al espectáculo sin fin

La indolencia invade el fracaso. El fracaso en el esfuerzo para resolver el recurrente problema migratoriode Quisqueya.

Posibles soluciones al conflicto se presentan, más nuestra asidua negligencia y benevolente tolerancia ante la sagacidad y artilugio de las autoridades haitianas caen en el vacío.

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No obstante la idea generalizada sobre el primitivismo ancestral de los vecinos haitianos, debemos reconocerles la capacidad de vencernos en la lucha por ganar nuestro territorio. Nos lanzan flechas de fuego y estas solo logran encender nuestros bosques. Nos invaden, ¿y qué?

Europa se prepara con retraso para el enfrentamiento de la pacífica penetración musulmana, y asistimos todos resignados e impotentes ante el surgimiento de otros múltiples conflictos étnicos y religiosos en el mundo, no bastando las crueldades injusticias que aún se cometen en los Estados Unidos de América en contra de latinos y afroamericanos.

Los húngaros, a su vez, admiten el propósito de levantar un muro de cuatro metros de alto que impida la entrada de los abusados fugitivosdel Oriente Medio, mientras para la República Dominicana resultaría inútil construir uno de seis metros en la “frontera” domínico-haitiana con el mismo motivo para detener la diáspora de los ahora “ invencibles” vecinos de al lado.

Los cambios en los estamentos superiores no son más que un simple paliativo para mitigar nuestra triste realidad: fraude, soborno, delincuencia por doquier, corrupción impune, espectáculos circenses, “ron y pan”, funditas, abundantes cofrecitos y barrilitos, y cuántas cosas más!!!!!! Haití cierra ahora su frontera (que no la nuestra), con el fín oscuro de encerrar su masa amorfa de “seres trashumantes”, cito al ilustrado analista Wilfredo Mora en sus “Ilustraciones de una frontera”, obligándolos a ejercer el sufragio de la burla.

Y es cierto, ahora les conviene!
Al mismo tiempo en este lado, el PLD y los gobiernos anteriores han gozado de su gloria temporal, en tanto uno sueña con la fantasía.

Rogamos a nuestros descendientes no nos tilden de cobardes e indolentes por no haber sabido defender nuestro derecho al disfrute de un espléndido futuro en un suelo tan amado y defendido por pasadas generaciones!!!

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