El mejor regalo que podríamos dar a millones de niños dominicanos es solucionar el terrible drama que significa que, por la pandemia, no están recibiendo la instrucción básica para ir creando la zapata indispensable para cualquier aprendizaje serio.
La cuestión trasciende la cuestión presencial o no. Nuestro tremendo continuo fracaso colectivo demuestra que ponemos más asunto al béisbol que a la educación.
Vengo repitiendo hace años: si para la pelota se importan refuerzos, ¿por qué no para la instrucción pública? Más del 60 % de los aspirantes a ser maestros se quemaron en recientes pruebas del Ministerio de Educación.
Necesitamos medidas heroicas, como pudiera ser importar maestros calificados de países con gran desempleo, como España.
El pasado gobierno inauguraba casi cada semana centenares de aulas y escuelas nuevas, pero evidentemente eso no basta. Necesitamos mejores maestros.
Ojalá apliquemos inteligencia y voluntad, para que la pandemia del Covid, aparte del retraso el crecimiento económico, no ocasione otros retrasos en una escolaridad e instrucción pésimas que nos mantienen tan brutos. Y tan pobres…