SANTO DOMINGO.-El intentar modificar la carta magna para aislarse del poder e impedir a futuros gobernantes la permanencia en la presidencia por más allá de ocho años como lo pretende el presidente Luis Abinader, representa una novedad en la historia de reformas constitucionales de República Dominicana.
Lo dominante
Las reformas de los años 1994, 2003, 2010 (con asterisco diferenciador) y 2015, han tenido como eje central la permanencia en el poder y el cambio de reglas en torno a la elección presidencial.
Y es que la idea de ceder el mando y propiciar la renovación política no ha sido compartida por las figuras presidenciales del país.
El evento más reciente se produjo en el año 2015, cuando el entonces presidente de la República, contando con el aval del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), introdujo una modificación para poder reelegirse tras considerar como injusto que su predecesor, Leonel Fernández, alterara dicha posibilidad en 2010 tras haber ganado dos elecciones consecutivas.
Los intentos de Medina y sus más cercanos colaboradores volvieron a replicarse entre 2018 y 2019 con miras a las elecciones del año 2020, lo que no pudo ser posible debido al polo opositor liderado por Fernández, quien se auxilió de un novel Luis Abinader, potencial candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), así como de la opinión pública.
La más avanzada, pero…
En el caso de la Constitución del 2010 y todas las luces que le acompañaron, se prohibió una reelección consecutiva, pero se abrió la posibilidad de un retorno indefinido en períodos intercalados.
El cambio avalado por el denominado pacto de las corbatas azules, firmado por Miguel Vargas Maldonado del entonces poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Fernández, terminó por habilitar a este último para presentarse en torneos posteriores al del año 2012, rompiendo así con la inhabilitación que le suponía la reforma del 2003 liderada por Hipólito Mejía.
De esta última, las intenciones de Mejía para procurar la reelección, terminaron por fraccionar al PRD (que posteriormente perdió las elecciones) que era presidido por Hatuey de Camps, quien terminó fuera de la organización y fundando el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).
El antecedente de la reforma del 2003 fue la de 1994, tras la firma del Pacto por la Democracia, en la que, además de acortar el período presidencial, se eliminó la reelección consecutiva, una creencia coherentemente mantenida en el tiempo por José F. Peña Gómez, líder del PRD.
Por supuesto, también estaba la intención de evitar un retorno de Balaguer como candidato para el 1996, quien arrastraba dos procesos electorales siendo en ambos acusado de fraude electoral.
Posición
—1— Pensamiento
El Partido Revolucionario Dominicano sostuvo la tesis de mantenerse opuesto a la reelección presidencial.
—2— Oportunidad
Dos de sus presidentes (Antonio Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco), no se repostularon.
—3— Impulso
Liderazgo de Peña Gómez fue factor.
Oposición Congreso debe tener alto nivel
Decisión. Para el próximo cuatrienio la oposición política seguirá estando liderada por los partidos Fuerza del Pueblo (FP) y de la Liberación Dominicana (PLD).
La sumatoria de representantes en el Congreso de ambas organizaciones no producirá el contrapeso necesario para impedir propuestas, lo que les exigirá hacer oposición del más alto nivel.
El integrante del Comité Central del PLD, José del Castillo Saviñón, dijo que imponer en una reforma constitucional una cuota superior a las dos terceras partes para propiciar cambios posteriores en la carta magna, sería alterar el mecanismo de revisión y que el mismo texto exige la realización de un referendo aprobatorio.
Entiende que, desde el oficialismo, se deben igualmente procurar consensos mínimos con los bloques opositores.