Rueda de Prensa para plantear la renegociacion el contrato de la Barrick Gold con mayoria dee acciones para el estado Fotos: Carmen Suárez/acento.com.do Fecha: 08/01/2013
La corrupción en todas sus manifestaciones es violencia, en el peor de los casos se expresa cuando asesinan a cualquier persona.
La profundidad de un escándalo, mediáticamente anula otro.
El jefe de la patrulla que asesinó a la pareja Elizabeth Muñoz y Joel Días e hirió a sus acompañantes en Villa Altagracia, en el año 2012, fue protagonista de un escándalo igual de malo: estaba asignado a la Direccion Nacional de Control de Drogas (DNCD) al tiempo que trabajabaja para el narco. Está reseñado en los diarios de la época.
Hace nueve años, entre sus delitos se registra que se quedaba con la droga incautada y luego las vendía. Es decir es un experimentado delincuente que también mataba, pero de otra manera: convirtiendo a personas en adictos a la cocaína y otras drogas.
¿Quiénes o quiénes protegen a este delincuente; quiénes son sus protectores civiles y militares? Tienen nombre y apellido y no será difícil saberlo si hay voluntad política para ello. El Presidente Abinader, que demuestre en los hechos su manifiesta indignación y dolor.
¿Cuántos más en la P.N. y las FF.AA son como el protegido jefe de la patrulla asesina?
¿En cuántas y en cuáles áreas del crimen organizado están policías y militares protegidos por el poder del Estado y el dinero?
¿Cuál será el próximo escándalo criminal que sacará de las portada de los medios esta tragedia de Villa Altagracia?
¿Para qué la reforma que está planteada?
Todo tiene un límite, la indignación del pueblo dominicano también!
El presidente #LuisAbinader se ha mostrado molesto, indignado por el asesinato y acción de la patrulla criminal. Bien.
Pero falta más: que pase lista y presente en público a los protectores civiles y militares que han convertido las instituciones del Estado en pandillas de mafiosos que van desde carteles internacionales del narco hasta micro tráfico en semáforos, escuelas y servicio a domicilio.
¡Basta!