2.- Transformación de la Policía Nacional. La institución policial moderna surge en el siglo XIX, ligada al desarrollo de las disciplinas del hombre; en realidad, es un patrimonio del Estado.
Esta floreció por el carácter científico y humanitario de ofrecer una forma estructural con las instituciones del orden social de entonces.
Como fuerza pública recibió un impulso determinante debido a una dinámica jurídica concreta: la Declaración de los Derechos del Hombre (1789), que señala la necesidad de una fuerza pública que haga valer las garantías ciudadanas, y el nacimiento del derecho penal moderno, con una orientación hacia la prevención, la eliminación de la arbitrariedad en el uso del “ius puniendi” (derecho a perseguir) del Estado.
Esos datos completan su historia. La transformación de las Policías del mundo nace de su propia evolución: no sirve la fórmula de que “su imagen histórica como el conjunto de reglas impuestas a los ciudadanos para que reinen el orden, la tranquilidad y la seguridad dentro del cuerpo social, y como la fuerza pública está encargada de hacer que estas reglas se cumplan”.
La transformación de la Policía –la nuestra en particular–, está en su objeto. Hay de formas combinadas de ejercer la función policial en el Estado: la Policía represiva y la comunitaria. Toda nuestra historia republicana se ha pasado ocupándose de la atender la represión ciudadana.
Nos vincula muy fuerte a un Cuerpo de agentes, a un aparato de fuerza pública y coacción física.
Pero la segunda, alude a un régimen de orden en la comunidad, gracias a la aplicación de ciertas medidas para obtenerlo.
Una de las características primordiales del Estado dominicano es que ha monopolizado el ejercicio de la actividad policial y ha regulado la función coactiva; nunca se ha interesado por la función comunitaria, al grado que no que no existe legislación ni cuerpo doctrinario que sirva para la transformación institucional.
Dice Raymond Clift (Entrenamiento policial, 1964), que los propósitos de la policía moderna son varios, a saber: conservación de la paz pública, la protección de la vida y de los bienes, la prevención del crimen, la imposición de las leyes, la detención de delincuentes y la restitución, a sus legítimos dueños, de los bienes sustraídos.
El cambio de una Policía represiva a comunitaria lo que busca es asegurar la protección de la sociedad y sus ciudadanos. Como se ya se expresó en el número anterior, “garantizar la paz y la seguridad de la colectividad”.
Pero el orden público no es un fin en sí mismo, y puede servir a otros objetivos, como la salvaguardia de quienes detentan el poder. Luego tenemos, la militarización de los cuerpos policiales en nuestra sociedad, resultando una institución autoritaria y jerárquica, con disciplina a la antigua, con técnica y capacidad profesional a servicio del poder político; y, por otro lado, el reto es transformar la Policía en una institución de contacto y de libertad, ciudadanas.
Bien, ahora podemos exigir ser parte de la Comisión policial del actual presidente, que no incluyó a técnicos para esa labor.