Cuando un hombre asesina a una mujer inmediatamente me viene a la mente el abuso de fuerza física y de poder. Refiriéndome a los feminicidios de parejas, las principales son los celos, que provocan ira y sentimientos de impotencia y frustración.
Generalmente comienza con algún tipo de violencia, en ocasiones por algo tan simple como extremo cuidado y fiscalización de un hombre hacia las acciones de su pareja, que puede traer como consecuencia posteriormente el concepto de posesión. “ es mi mujer”, no se involucren.
Muchos hombres tienen un verdadero patriarcado en sus familias. En este tipo de familia, se nota más la violencia de género y pueden llegar más fácilmente al feminicidio.
Parece que lo que hemos hecho no está dando frutos.
Esto es un problema social y de salud pública. Por tanto, todos somos responsables de aportar en la recuperación del derecho a vivir y a no ser maltratada o asesinada.
Las mujeres con hijos, muchas veces por temor a la vida de soltera, se quedan soportando la violencia. Otras veces, este hombre mina tanto la autoestima, que la mujer entiende que sin él no vivirá, otras se quedan por temor justamente a ser asesinadas si se van.
Por otra parte, los familiares no las apoyan y las insisten en que regresen a su casa. O las “autoridades competentes” no atienden la denuncia o sueltan a los hombres sin atención psicológica y no protegen a la afectada.
Esto hace que se resientan más y luego vemos los funestos resultados.
Trabajemos por aminorar la violencia.