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Reflexionando

Rafael Chaljub Mejía Por Rafael Chaljub Mejía
Reflexionando
Rafael Chaljub Mejìa

Hablo de los políticos del sistema. Por mucho tiempo se dijo que el nuevo liderazgo político surgiría cuando Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, los dirigentes dominantes de la vida política nacional, desaparecieran.

Entonces nuevos líderes, figuras frescas, entrarían al escenario, con ideas avanzadas, despojados del aire tradicional del caudillo, con estilos nuevos de dirigir, ajenos a ese concepto mesiánico de la autoridad y el mando, y lo viejo quedaría definitivamente atrás.

Aquellos tres grandes personajes, cada quién en su campo, eran productos acabados de una época, se habían forjado al calor de acontecimientos y circunstancias específicas, eran, a fin de cuentas, productos de la historia. De la anti historia en el caso de Balaguer, caudillo por excelencia de las fuerzas reaccionarias.

Entonces, los más jóvenes trataban de hacerse aparecer como el relevo. Aquello parecía un velorio esperando el instante de la defunción para tomar posesión de la herencia y pasar a dominar el escenario. Los tres dirigentes desaparecieron, el quehacer político siguió su curso, los nuevos nombres, nuevas caras entraron en escena y si se pasa el balance y se hace la comparación correspondiente entre lo viejo y lo nuevo, es difícil admitir que la esperada renovación del liderazgo se produjo.

Claro que la lucha no ha sido en vano. En materia de libertad política los dirigentes de esta época cuando han llegado al poder han respetado derechos y libertades que, especialmente bajo el gobierno balaguerista de los doce años, no podían ejercerse.

Los estilos de manejar el Estado, la justicia, el Congreso, en algunos casos no son idénticos en la forma, y así podían citarse otros avances logrados a costa de muchos afanes y peleas.

Pero si vamos al fondo, a los conceptos y las doctrinas que todo líder debe exhibir, dígame alguien cuáles son las tesis y concepciones, la visión del mundo y las corrientes teóricas e ideológicas que los dirigentes actuales postulan.

Hay muchos jóvenes en actividad política, parte de ellos haciendo un gran esfuerzo por proyectar una imagen presidenciable, pero con discursos y conceptos que no rebasan el atrasado marco del orden neoliberal y con semejantes vacíos no puede hablarse de renovación, de cambios profundos ni nada parecido.

Lo nuevo no se define tan sólo por la edad, sino por el contenido de las ideas y propuestas.
Entonces, parece ser que un liderazgo real lo produce la historia, el fragor de un proceso, saber interpretarlo y ponerse a tono con sus exigencias.

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Rafael Chaljub Mejía

Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.

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