Apenas siete semanas han pasado desde el inicio del segundo gobierno del presidente Abinader y, ante su proclamada intención de no aspirar a un tercer período, ya están al menos ocho políticos del PRM dedicados a promover sus legítimas ambiciones de sustituirlo como gobernante.
En orden alfabético son Carolina, Collado, Fulcar, Ito, Mazara, Pacheco, Paliza, Wellington y Yayo. De estos hay apenas tres capaces de merecer el apoyo de Luis por tener madurez, arraigo y tablas para ser candidatos viables.
El tiempo y esfuerzo que ellos y sus parciales dedican a sus propios proyectos políticos, es restado al que necesita el Gobierno para apuntalar la erosión acelerada de popularidad y concitar apoyo imprescindible para las reformas en curso.
Quizás ha sido un exceso de candidez o buenas intenciones negarse a ser candidato en 2028, pero condenarse a sí mismo a ser un presidente sin futuro inmediato ha resultado un error.
Los votantes poseen suficiente criterio para saber qué conviene al país, como al negar su apoyo a Balaguer en 1978, al PRD en 1986, al PLD en 2000, a don Hipólito en 2004, en cada ocasión prefiriendo a la oposición.
No es difícil vislumbrar que renunciar a la posibilidad de ser reelecto puede traerle al país consecuencias graves y minar desde ahora las bases de sustentación de Luis y su Gobierno.