Reducir el tiempo de los juegos era una decisión impostergable

Reducir el tiempo de los juegos era una decisión impostergable

Reducir el tiempo de los juegos era una decisión impostergable

Hugo López Morrobel

Los cambios no son fáciles de asimilar, porque como reza un popular refrán “la costumbre hace ley”, mientras a los inadaptados se les podría aplicar otro muy conocido de que “loro viejo no aprende a hablar”.

Eso ocurre hoy entre los receptores de Grandes Ligas, que en un buen por ciento ha opinado en contra de la nueva regla que adoptará Grandes Ligas esta campaña 2018.

El que más bulla a hecho es el venezolano Wilson Contreras, de los Cachorros, quien abiertamente ha declarado que no acatará las nuevas disposiciones.

De acuerdo a los reglamentos a implementar, los receptores no podrán visitar el montículo a conversar con el lanzador más de seis veces en un juego de nueve entradas.

Los constantes y largos diálogos entre pícher y catcher son uno de los principales factores que alargan los partidos.

Hay receptores que tienen esto como una “moda”, que hace de este deporte uno de los más “aburridos, monótonos, tediosos” y muchas veces hasta hastiante, al punto de que muchos hasta se duermen entre entrada y entrada.

Grandes Ligas no tomó esa decisión al azar, todo es producto de largos y costosos estudios sobre qué quieren los fanáticos y patrocinadores que haga más atractivo ese espectáculo.



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