Hay veces que un ‘todo va a estar bien’ vale más que ninguna otra cosa. Con esas palabras trasmites que estás ahí para lo que haga falta, que lo que hoy parece que no tiene solución y abruma, acabará pasando y, sobre todo, le dices a esa persona que no está sola en este camino.

Creo firmemente que hay que estar presente en los buenos y en los malos momentos de aquellas personas a las que quieres, pero siempre al lado, acompañando, no tratando de controlar, solucionar o dar respuestas.

Eso no ayuda. Hay que hacer sentir al otro que cuenta contigo, pero permitir que viva su proceso, porque sino, al final, no va a sanar.

Esas personas que son capaces de estar cerca sin tratar de solucionar el mundo de los demás, son para mí muy valiosas porque te dan la fuerza, el empuje, el hombro en el que apoyarte pero no tienen fórmulas mágicas que hacen que todo mejore, pero sí tienen el corazón tan grande para acogerte y que, definitivamente, sientas que todo va a estar bien.

Si tienen personas así en su vida, cuiédenlas, díganles lo importantes que son para ustedes y sobre todo traten de devolverles esa misma actitud cuando ellos lo necesiten.

Todo tenemos momentos en la vida en los que sobrevivimos, pero el siguiente paso es redescubrir la vida; sí, todo lo que esta tiene para nosotros y no somos capaces de ver porque estamos lamentándonos de lo que no tenemos.

Hay que soltar, mirar hacia delante y permitir que llegue todo lo que realmente va sostener eso que hemos dicho desde el principio, y así puedan gritar a pulmón abierto: ‘Es verdad, todo está bien’.
En el camino descubrirán quien realmente lo seguirá andando con ustedes.
No los dejen ir.