Es difícil asegurar si las redes sociales han contribuido a denunciar o motivar situaciones que, cada vez mas, lucen ser mas cotidianas.

Hechos que desde siempre han sucedido y que lucen más frecuentes de lo pensado, como es la violencia y el maltrato hacia los niños.

El periódico de ayer, por ejemplo, daba cuenta de una mujer que mordió y quemó con una plancha las mano de una niña de siete años, a quien además le haló una oreja hasta hacerla sangrar.

Hechos como este, y aún peores, donde adultos maltratan hasta el extremo a niños muy pequeños, son filmados por otros, quienes posteriormente los publican en algún portal de Internet y terminan haciéndose virales.

Algunos videos han servido de evidencia para enjuiciar a personas en los tribunales correspondientes, pero en otros casos creo que sirven de estímulo para que otros tantos sigan siendo salvajes. Cada vez es más frecuente ver vídeos o notas sobre casos de toda naturaleza.

Hace un par de días vi en las redes una mujer que hacia sus labores domésticas, las cuales interrumpió para levantar un niño de unos tres o cuatro años a quien lanzó repetidamente al piso y lo golpeó hasta el cansancio. Minutos más tarde siguió haciendo su trabajo como si nada.

La persona que hizo el video nunca interfirió para detener la golpiza. Al parecer hay quienes creen que publicar un hecho de esa naturales es una ayuda, una denuncia o quien sabe lo que tienen en mente, pero eso no los hace más humanos o solidarios. Contrariamente, los convierte en cómplices.

La primera acción debe ser de salvaguardar vidas. De ahí que no me atrevo a decir cuál es el verdadero rol que estamos jugando en las redes sociales.