Vietnam fabrica 1 de cada 4 pares de Adidas. Normalmente, tarda hasta 3 meses para entregar pedidos. Por una nueva cuarentena, Adidas y Nike cerraron allí sus fábricas, rompiéndose un eslabón clave de sus cadenas de suministro.
La situación es aún peor en el sector automotriz. El componente electrónico de cada carro es 35%. Pero los fabricantes de electrodomésticos pagan más por los chips y representan 90% del mercado. Así, Toyota, General Motors, Peugeot y muchos más llevan ya 6 meses con fábricas cerradas, amenazando 84 millones de empleos.
Nuestro ministro de energía, Antonio Almonte, advertía el 23.9.2021 que “la escasez de combustibles dificulta la provisión de energía”, situación que afecta tanto al carbón de Punta Catalina como al gas natural crecientemente utilizado.
Ambos combustibles tenían hasta recientemente los mejores precios del mercado. Un verano caliente disparó la demanda en Asia. El poco sol y menos viento redujo la oferta de energía solar y eólica en Europa. Se disparó así la demanda de energía convencional y con ella los precios del carbón y el gas natural.
Los generadores, ante la caída en la demanda de energía en 2020, redujeron sus compras, consumiendo ahora sus reservas.
La situación inesperada del 2021 los pone a la merced de suplidores como Gazprom –suplidor de 40% del gas natural consumido en Europa–, que si bien está cumpliendo sus contratos no está elevando sus reservas.
La recuperación de la economía mundial está en jaque. Crece la demanda sin que la oferta pueda responder. Nada bueno podemos esperar del regreso simultáneo del desempleo y la inflación.
Las autoridades monetarias del G7, que tan exitosamente manejaron la crisis del COVID-19 en 2020, consideran que la situación es pasajera. Pero cuando hay inflación estructural, no hay política monetaria que repare eslabones rotos en cadenas internacionales de suministro.
Si detrás de cada crisis se esconden muchas oportunidades, ¿qué debe hacer República Dominicana en este contexto?
En la energía, acelerar el incremento del peso de las energías renovables en la matriz. Si en los últimos cinco años vienen creciendo a un ritmo anual de 100 MW, quizás en lo adelante debieran duplicar su crecimiento, complementando el viento y el sol con las pilas de energía a base de hidrógeno así como con bancos de baterías para acumular la energía renovable no utilizada al generarse.
Ello no será posible sin embargo sin inversiones urgentes en nuevas redes de transmisión, que aseguren la interconexión de la nueva oferta donde sea que se instale.
Urge también capturar la inversión de los pesos pesados que fabrican en el mundo los semiconductores que tanta falta le hacen al sector automotriz.
Adidas, Nike y cualquier otro fabricante de zapatos deportivos saben bien cuán productivo es el trabajador dominicano, cuan competitiva su remuneración y cuán ventajoso el trato fiscal que aquí les damos. Aquí los esperamos de vuelta.
El mensaje para todos es el mismo: el COVID-19 habrá roto las cadenas de suministro. Hora ya de descentralizar mejor su capacidad productiva, para así reconciliar la eficiencia con la redundancia en aras de la resiliencia.