“Estaba muy pequeño para recordar eso…”, es una frase frecuente para los adultos mayores, quienes piensan que porque esos eventos sucedieron en la infancia, al crecer ya no son recordados, y es cierto.
Muchas veces no podemos recordar acontecimientos, incluso, ocurridos recientemente, pero algunos de ellos llegan como fantasmas cuando menos lo esperamos.
La televisión nos muestra programas especializados en diferentes temas, muchos de los cuales son presentados como ficción, pero con una fuerte incidencia de la realidad. Pueden resultarnos ajenos y ficticios cuando no hemos vivido situaciones similares.
Sin embargo, para quieres sí han experimentado momentos parecidos dejan de ser ficción.
Revivir repentinamente episodios que teníamos olvidados es algo muy frecuente en programas de televisión. Incluso, eventos sucedidos en edades muy tiernas que pueden incluir una muerte, un accidente, un abuso infantil o cualquier otra memoria reprimida por protección ante el dolor.
Hay quienes pueden tener esos recuerdos activos en su memoria como un recordatorio de algo que quieren evitar se repita en su vida presente, pero si volvieran a repetirse en la vida de algún ser querido el dolor de los recuerdos puede volver a activarse, en muchos casos demoledor.
Echar una mirada al pasado y comprender porqué han ocurrido y siguen ocurriendo algunos eventos, así como evitar que sigan hiriendo a otros seres amados en el presente o futuro requiere ayuda especializada.
La sanación a través de la utilización de las terapias de las Constelaciones Familiares puede ser el recurso más rápido, práctico e incluso económico para quienes sufren. Constelaciones Familiares no son mágicas. Requieren disposición, compresión y deseos de curar heridas.