Recogimiento

El luto colectivo por el fallecimiento de más de 232 personas al desplomarse el techo de Jet Set ha devuelto cierta solemnidad a la Semana Santa, tras muchos años en que la mayoría de los jóvenes y muchos mayorcitos creen que se trata de algo como el “spring break” estadounidense o feriado para playa u otras vacaciones.

Aplaudo que el Gobierno haya dispuesto la prohibición de celebraciones festivas escandalosas irrespetuosas del ambiente general de pasmo que va mezclándose con la expectativa de que las autoridades judiciales aseguren que no haya impunidad ni evasión de responsabilidad en el caso.

El pasado domingo la Semana Santa comenzó conmemorando la entrada de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con palmas y vítores como rey de los judíos; celebró luego con sus apóstoles la última cena (donde instituyó la eucaristía); fue traicionado y padeció su viacrucis hasta llegar a su crucifixión el viernes y resucitó el domingo siguiente. Así se cumplieron las profecías bíblicas.

Esta semana última de Cuaresma es de intensa actividad religiosa para católicos y demás cristianos activamente creyentes, aunque los nominales lucen cada vez menos vinculados a la tradición. Ojalá todos nos cuidemos para ahorrarnos lamentaciones adicionales hasta repicar gloria el próximo domingo.