Cuando una economía cae en una situación de crisis y que cada vez más se profundiza, reactivarla no es tan simple cuando el escenario observado se torna muy complejo y adverso, oscuro y sin salidas visibles en lo inmediato. En todo caso, reimpulsar la actividad económica se convierte en la prioridad fundamental para las autoridades económica y política, por tales razones es necesario focalizarse en aquellos sectores que solo requieren un pequeño estimulo de demanda, pues con ello se activa el país lo suficiente para que los signos vitales de la economía se conviertan en multiplicadores expansivos.
En el caso de la economía dominicana basta con observar que alrededor de la actividad económica, empleo, déficit y deuda se ha construido un panorama más complicado de lo previsto. En adición, resulta inocultable que el gobierno tiene una capacidad muy limitada para hacer reactivaciones efectivas y un margen de maniobra estrecho en medio de expectativas políticas de cambios relevantes y una contracción económica que supera el 8.5%, con espacio fiscal restringido.
En el contexto de sus estrategias, el gobierno va a hacer todo lo posible para que el país viva un auge de inversión extranjera y de capital nacional sin restricciones. En esa dinámica se puede caer en errores irreparables al interpretar el criterio de alianzas publico privada al confundirla con privatización de servicios públicos masivo que al final pueden tener un efecto negativo por las respuestas sociales en vía contraria.
Bajo esa estrategia, los planes oficiales están orientados a procurar recursos que estimulen la demanda y dinamicen el PIB, y con el cual lograr la recuperación económica. Se ha planteado impulsar la reparación de viviendas, expandir los subsidios a los más vulnerables y a quienes son pasibles de violencia y abandono, con estas acciones de asistencialismo se entiende que se logra reactivar el consumo y la construcción, incluyendo desarrollar carreteras para mejorar la conectividad interna, dar un impulso al sector agropecuario y generar empleo.
Hay que poner de relieve que para reactivar la mayoría de los sectores de la economía dominicana es una clave fundamental la posibilidad de acceder a capital de trabajo con el cual consolidar su flujo de caja por un espacio de tiempo para lograr salir a flote y superar la fase crítica en las que se encuentra la gran mayoría. Es en sentido que el sector financiero ha de jugar un rol clave, por lo que la política monetaria y financiera deben estar orientadas a blindar a los usuarios de los servicios financieros y a las pequeñas y medianas empresas ya que ambos han sido estremecidos por la crisis y sus niveles de endeudamiento pueden sepultarlos, ya que sus ingresos y la dinámica de la economía continúan siendo inciertos.
El balance arrojado por el Covid-19 ha sido catastrófico y demoledor para la economía dominicana por el costo de vidas humanas y el destino de grandes montos de recursos presupuestario. En seis meses luchando contra la pandemia, República dominicana registra más de 109, 269 contagios y 2, 064 fallecidos por el coronavirus y las cifras siguen indetenible. Para la economía dominicana, la etapa de la cuarentena ha significado una parálisis en el consumo, cierre de múltiples empresas, desarticulación del tejido productivo, expansión del desempleo sin precedentes históricos y ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema sanitario del país.
Los riesgos de la crisis sanitaria se observan en cifras como las que revelan que por cada 100,000 habitantes existen 1018 casos positivos del covid19, que hay 228 casos activos por cada 100 mil personas y 19 fallecidos por cada 100 mil. Estos datos son un reflejo del índice de gravedad de la crisis, el cual presagia que la permanencia del coronavirus cada vez se torna como un agente multiplicador de la expansión de los niveles de pobreza en la cual ingresan más dominicanos en cadena a este flagelo.
En medio de la incertidumbre predominante, la pregunta frecuente de la colectividad es ¿Cómo reactivar y recuperar la economía? Para las autoridades es la respuesta más difícil y compleja que se le ha presentado en medio de la hecatombe. Sin embargo, la vía más visible es por donde financiar la economía, pues sin lugar a dudas que el endeudamiento es la opción más fácil y por tal razón se concretizó la primera emisión de bonos soberano del actual gobierno por el orden de US$3,800 millones.
En lo inmediato surge la pregunta más común entre los economistas de que ¿Es malo endeudarse? Pero la respuesta es que todo depende de la coyuntura y la orientación que se le de a los recursos obtenidos. El gobierno debe entender que nunca esos recursos deben soportar el gasto corriente, por igual, que durante los próximos cuatro años la financiación del presupuesto descansará en emisiones de deuda soberana, la cual desbordó los limites prudenciales durante el periodo 2013-2020 (al primer trimestre), lo que invita a ser cauto, racional y preventivo al actuar.