RD y Haití, “qué caballo ganará la carrera”

RD y Haití, “qué caballo ganará la carrera”

RD y Haití, “qué caballo  ganará la carrera”

Wilfredo Mora

En el ´III Congreso de Ecología y Minería. Hacia la sostenibilidad´, celebrado en la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD), guiado e inspirado por su rector, monseñor, doctor Ramón Benito Ángeles Fernández, volví a escuchar el nombre de Jared Diamond, el brillante profesor de geografía estadounidense de la Universidad de California (UCLA).

Él fue un extraordinario investigador en campos tan necesarios para la ecología, como la biogeografía y la biología evolutiva; se le concedió el Premio Pulitzer por su libro `Armas, gérmenes y acero` (1997); pero, en realidad, es del trabajo ´Colapso.

¿Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen?` (2005), publicado originalmente por Viking, Penguin Group, Nueva York, del que espero estar a la altura de continuar el debate del futuro de República Dominicana. La propuesta de Diamond es que no podemos postergar el conocimiento acerca de la evolución que están tomando ciertas sociedades, a partir de factores materiales, como condiciones ecológicas, disponibilidad de recursos e influencia de la tecnología.

El futuro dependerá de las decisiones que estas sociedades tomen.

Nuestras autoridades encargadas de defender el patrimonio medioambiental tienen que venir a hacer una relectura de ´Colapso´, en que se analiza la realidad de ser “Una isla, dos pueblos, dos historias: la República Dominicana y Haití. Diferencias. Historias. Causas de divergencias.

Los impactos medioambientales de la República Dominicana. El entorno de la República Dominicana en la actualidad. Y el futuro”. Que además constituye un “espectacular desafío entender la frontera de 193 kilómetros”.

En este punto llegamos al muro fronterizo, pero a lo interno está la invasión pacífica que estamos atravesando con los ilegales haitianos, y de la cual todos fuimos telespectadores de los sucesos de Ciudad Juan Bosch. Aquel desorden pudo costar vidas a inocentes ciudadanos, o generar conflictos fatales a los habitantes del lugar.

En un nivel más alto, el del derecho internacional, la situación política de Haití está generando de manera rauda un desplazamiento forzado de su población hacia la República Dominicana. No es que el Estado haitiano deporta a sus ciudadanos; todo lo contrario, es el régimen de temor a la violencia, la detención por bandas criminales, el hambre, la opresión psicológica y otras circunstancias que pueden forzar un ambiente donde no hay más remedio que irse, en contra de su voluntad, reproduce el desplazamiento forzado de personas hacia el este, hacia nosotros.

Pero, mientras no luchamos con una mejor base de datos sobre el verdadero alcance del problema, que es vital para ambos pueblos, en la parte este de la isla, es decir, nosotros, no se tiene una idea clara de qué es lo que tenemos que cambiar para revertir esta situación negativa en la que se encuentra nuestro país.

¿Es eso novedad? No, pero lo que resulta de ello es que, a la larga, la población dominicana pronto será haitiana; es el futuro de bienestar al que todavía no hemos arribado, el progreso social, al que aspiraron otros países, que antes eran pobres y hoy están por fin exhibiendo niveles satisfactorios de su índice de desarrollo humano (IDH), que los califica en la esperanza de vida, la educación y los indicadores de ingreso per cápita. Un país así, está ajustado por la igualdad. Pero ese país no somos ningunos de los dos.