Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años (14%) padece algún trastorno mental
Santo Domingo.- Si bien el sistema de salud dominicano es precario para atender los problemas de salud mental en adultos, la situación es aún más deficiente cuando se trata de niños y adolescentes.
Actualmente, el Servicio Nacional de Salud (SNS) dispone de únicamente 16 camas para internamiento psiquiátrico infantil, distribuidas en cuatro hospitales de distintas regiones del país, una cifra insuficiente frente a la creciente demanda de servicios especializados.
El Hospital Santo Socorro, en el Distrito Nacional, cuenta con ocho camas; el Hospital Regional Dr. Arturo Grullón, en Santiago, con dos; el Hospital Regional Luis Morillo King, en La Vega, con cuatro; y el Hospital Regional Juan Pablo Pina, en San Cristóbal, con otras dos.
Este escenario deja grandes zonas del país sin una cobertura adecuada para atender a los menores que requieren hospitalización por trastornos mentales.
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El panorama es igualmente desalentador en cuanto a consultas ambulatorias de psicología y psiquiatría. Según los datos del SNS, no existen consultas psiquiátricas para niños y adolescentes en toda la región Este, mientras que en las regiones Enriquillo y Cibao Occidental, solo un hospital en cada una ofrece este servicio.
Alertas
Un niño o adolescente debe ir a consulta de salud mental cuando presenta cambios significativos en su comportamiento o estado emocional que afectan su bienestar general y funcionamiento diario.
La psicóloga y terapeuta familiar Yesmín Meyer, explicó que entra las señales de alerta incluyen un aislamiento social extremo, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, cambios bruscos en el rendimiento académico, dificultades para concentrarse, y alteraciones en el sueño o apetito.
Además, problemas como la ansiedad persistente, tristeza profunda, irritabilidad constante o conductas disruptivas también son motivos para buscar ayuda profesional.
Otra razón importante para acudir a una consulta de salud mental es la presencia de síntomas que interfieren con el desarrollo saludable del niño o adolescente.
«Pueden ser problemas de comportamiento, como impulsividad extrema o agresión, así como dificultades en las relaciones familiares o escolares».
El cuidado temprano de la salud mental es clave para prevenir futuros problemas graves y contribuir a la formación de adultos resilientes y emocionalmente sanos.
Supervisión
La presidenta del Colegio Dominicano de Psicólogos, Yanis Mejía, explicó que es de suma importancia verificar si el niño o adolescente presenta cambios significativos en su comportamiento.
«Lo primero es que debe verificar cuál ha sido el comportamiento de su adolescente desde niño hasta llegar a la etapa adolescente. Por ejemplo, si nota que su hijo permanece encerrado en su habitación, que ya no comparte con otros adolescentes, que no está motivado a salir a la calle como lo hacía antes, o que ha dejado de practicar algún deporte que antes disfrutaba, o si ha bajado su rendimiento académico, es importante prestar atención», alertó Mejía.
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Estadísticas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más del 13% de los adolescentes de 10 a 19 años en el mundo padecen de un trastorno mental diagnosticado, lo que representa 86 millones de adolescentes de 15 a 19 años y 80 millones de adolescentes de 10 a 14 años (OMS, 2021).
Los problemas de salud mental en los más jóvenes, como la ansiedad, la depresión y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), han aumentado significativamente tras la pandemia de COVID-19, lo que incrementa la urgencia de mejorar la infraestructura sanitaria en esta área.
El cuidado temprano de la salud mental es esencial para prevenir problemas graves en el futuro y garantizar que los niños crezcan siendo adultos resilientes y emocionalmente sanos.
Promover una cultura de diálogo abierto y libre de estigmas sobre la salud mental es fundamental para que los jóvenes se sientan cómodos buscando ayuda cuando la necesiten. Solo así se podrán sentar las bases para el bienestar integral de las futuras generaciones.