“Hay que dudar siempre. Hay que preguntar siempre”. Terencio.
Una escrupulosa evaluación de los “hechos relevantes” que suceden en la República Dominicana en apenas una semana puede ser abrumadora por su número y diversidad.
En este contexto resulta importante seguir el precepto bíblico de “separar el grano de la paja”. Marcar como prioritario todo cuanto afecte a una significativa mayoría de ciudadanos.
Como vivimos en tiempos electorales, la suma de eventos puede prestarse tanto a la confusión como a definir tendencias dominantes. En este universo, entonces, es preciso separar lo trascendente de lo anodino, revelar inclinaciones o tendencias.
Es preciso apuntar la serenidad y el sosiego con el que las actuales autoridades han encarado la situación compleja que vive el país, condicionada por el ambiente electoral, los múltiples problemas a enfrentar, la compleja situación del mundo, así como los críticos eventos que tienen lugar en Haití y sus repercusiones en territorio dominicano.
Las encuestas ejecutadas con rigor científico y de manera idónea, evidencian que los sectores de oposición se encuentran a una distancia considerable del presidente Abinader.
Quienes auspician la reelección del Ejecutivo se sitúan ventajosamente a la delantera. Lo mismo se evidencia en las tendencias municipales, en las cuales los candidatos alineados con el presidente es casi seguro que resulten mayoritariamente triunfadores.
Lo expuesto y demostrado, tanto en palabras como en hechos por el mandatario en sus años de ejercicio, resulta sobradamente convincente. Es preciso anotar que, a pesar de los logros y los niveles de progreso alcanzados en estos años de ejercicio, son muchos los urgentes problemas a resolver y a los que es preciso enfrentar sin vacilaciones.
El oficialismo tiene a su favor que puede exhibir numerosas ejecutorias y realizaciones positivas, entre ellas las de enfrentar y reducir las prácticas corruptas, Quienes le adversan no dan señales de estar convencidos de impedir que, como en sus ejercicios anteriores, plagados de toda clase de maldades y vicios repitan y vengan a perturbar el relativo ámbito de tranquilidad y de paz a que aspira el ciudadano.
No obstante, las dificultades a resolver son numerosas y graves. Pero mientras la oposición se puede calificar como la responsable de su agravamiento, histórico, en estos últimos años de gobierno se ha visto una auténtica disposición de darle cara a los problemas y de avanzar en la agenda de crear un clima favorable a las mejores prácticas institucionales.
Por lo pronto, es preciso seguir el rescate de amplios sectores marginados que requieren de trabajo, educación, salud, vivienda y seguridad.
Asimismo, enfrentar duramente una delincuencia cada vez más violenta. Hay quienes opinan que procede poner en práctica lo que podría calificarse como “Método Bukele”.
Mientras, es imprescindible depurar profundamente la administración pública, resolver las alzas insoportables en el costo de la vida, el transporte, la marginación.
Es preciso enfrentar el estado de indigencia y desamparo de muchos dominicanos que demandan el respaldo oficial con verdadera urgencia.
La “esperanza de hoy”, tal y como escribiera un famoso periodista en sus editoriales es asumir este paquete de medidas orientado a aliviar la situación nacional en todos los sentidos y en todos los órdenes.