El título de este artículo busca afirmar un hecho que hoy en día es incuestionable: República Dominicana lo tiene todo para convertirse en un referente de uso de energía limpia en la región y esa es una oportunidad que nos beneficia mucho más de lo que podemos imaginar.
La vida que hoy nos toca vivir tiene significativos desafíos en el plano medioambiental, la demanda de energía que generamos como país es insostenible y nuestra enorme dependencia de los combustibles fósiles ha hecho que el sistema energético dominicano sea ineficiente, muy costoso y altamente contaminante.
El desarrollo óptimo de las naciones siempre va muy de la mano con el tipo necesidades que no son satisfechas y que requieren un esfuerzo económico importante. En el plano energético, un país con una alta dependencia de materia prima costosa y contaminante indiscutiblemente se verá impactado en sus principales indicadores de productividad y competitividad. Esto es una condicionante para el propio desarrollo social y humano.
Por ello el futuro de las próximas generaciones debe comenzar a construirse desde hoy, teniendo en cuenta qué nuestras necesidades como país en materia energética no podrán ser cubiertas con el actual modelo de generación que tenemos. La solución pasa por aprovechar los recursos disponibles y sacar todo su potencial.
Solo con levantar la mirada podemos ver nuestro potencial energético. No hay necesidad de importarlo y su fuente primaria es completamente gratis y no contamina.
Las horas de sol que recibe nuestro país no tienen comparación a nivel regional. De acuerdo con la Evaluación de los Recursos de las Energías Solar y Eólica (SWERA por sus siglas en inglés) realizado con el apoyo del Programa Ambiental de las Naciones Unidas, el promedio anual de la radiación solar global se sitúa entre los 5 kWh/m2/día y 6 kWh/m2/día; lo cual es excelente en términos de garantizar la sostenibilidad de la generación de energía y su rentabilidad.
En la última década en República Dominicana se han realizado esfuerzos normativos importantes para transitar por el camino de las energías limpias, donde empresas y particulares puedan beneficiarse en su factura eléctrica y abaratar costos. Esto a su vez se reflejará en una mejoraría en nuestra calidad de vida y en la protección al medioambiente.
Ya el país ha dado algunos pasos en cuanto a la implementación de proyectos de energía renovable. El objetivo a corto plazo es seguir ampliando esa matriz energética, fomentando una cultura que nos mueva hacia este tipo de energía, mostrándole a los ciudadanos el impacto que tiene y el ahorro que puede significar para nuestro país hacer esa necesaria transición hacia energías verdes.
Hoy el mundo está lleno de casos de éxito, donde la sostenibilidad ha sido garantizada y la energía renovable se ha convertido a su vez en una generadora de empleos, dinamizando economías y creando bienestar.
La República Dominicana tiene todo el potencial para hacerlo. En el País ya existe una experiencia desarrollada en temas de energías renovables. Hay una academia interesada en profundizar su estudio y mejorar las capacidades del talento humano en la materia y se cuenta con empresas serias que están preparadas para el reto de su comercialización.
Nuestro futuro es hoy y se hace indispensable tener información y crear una consciencia del impacto positivo de incorporar a nuestras vidas la energía limpia.
Esta columna que hoy inauguramos busca mover a la reflexión sobre la importancia de las energías renovables y el potencial que como País tenemos de autogenerar energía y hacer una República Dominicana más sostenible.
*El autor es ingeniero industrial de INTEC, máster en Administración de Empresas de Barna Business School y especializado a nivel internacional en gestión hídrica e irrigación, energía solar y construcción de campos de golf. Es fundador RAAS Group.