Cierta insustancialidad del debate político es parcialmente responsable de la apatía ante asuntos cívicos de una mayoría de ciudadanos, mayormente jóvenes, que no quieren ni necesitan participar en el bazar partidarista para realizar su plan de vida.
Hipólito Mejía llama “muerto” a Leonel Fernández horas antes de que una encuesta revele que este posee el doble de popularidad que el líder perremeísta.
Y canchanchanes de Leonel responden publicando en redes sociales fotos de don Hipólito con el convicto narcotraficante Quirino Paulino.
Acusaciones y amenazas vuelan, como en un pleito de comadres; pero si a fotografías comprometedoras vamos, difícilmente algún político salga ileso, desde las no divulgadas de las fiestas de Odebrecht con prostitutas importadas hasta las de candidatos con delincuentes o criminales.
Rebajar el debate político a amenazas de futuras denuncias o de publicar fotos o alimentar el morbo, puede resultar entretenido, pero difícilmente sea constructivo ni útil. Ojalá diga cada uno lo que deba o quiera del otro, pero más que eso ¿por qué votar por uno u otro?