Podríamos analizar algunas causas del ausentismo electoral del pasado domingo. Una podría ser que los ausentes entiendan que todo está bien como está y no hay nada que temer, por lo que no hay razón para acudir a las urnas.
Otra. Hay mucha gente que no tiene idea de lo que hace un alcalde o director distrital ni el impacto de sus funciones. Asimismo, que la gente no cree en los políticos, ni espera mucho de ellos y, por ello, asistir al colegio electoral es frustratorio.
Una baja participación demuestra desconfianza en la política, porque no se conocen las propuestas de los candidatos ni sus experiencias ni historia de vida ni se debaten las ideas de interés general.
¿Sabemos en qué se gastaron los recursos públicos para el financiamiento de la campaña? ¿Dónde fueron a parar, por ejemplo, los 2,520 millones consignados en el Presupuesto General del Estado de 2024 para los partidos que participaron en las elecciones de 2020?
Sólo el PRM, PLD, FP y PRD recibieron más de 504 millones cada uno. Otros, 43 y 13 millones, respectivamente. La gente no cree en el destino de esos fondos, causa adicional de abstención.
¿Es sincera la vocación de servicio de los políticos? La mayoría piensa que les interesa más el poder por los beneficios que obtienen, generándose otra causa de ausentismo.
¿Se vale todo en política? Como en general la gente entiende que no importan los medios, de ahí su falta de confianza, causa también de abstención.
Además, hay que ver si los políticos son veraces y si los medios de comunicación son simples endosatarios de mentiras hechas verdades y de engaños.
Es cierto que el ausentismo en estas elecciones municipales fue de un 48 %, no alejándose del promedio de las 7 elecciones municipales de 1998 a la fecha, de un 47.3 %.
Si queremos consolidación del sistema democrático, es necesario revisar que el 52 % ha decidido ejercer su derecho al voto absteniéndose, porque el sistema político no le ofrece nada, es deshonesto y su labor no impacta en la vida pública ni en la suya.
La desidia electoral es hermana de los mesías políticos. Los políticos deben enamorarnos para que ejerzamos el derecho al voto basados en propuestas ciertas, candidatos íntegros, demócratas y con espíritu de servicio, pudiéndose alejar con ello las sombras de los autoritarismos “democráticos” pret-a-porter.