Santo Domingo.-La hermosa historia que protagonizan los dominicanos en las Grandes Ligas sigue ampliándose.
Hoy, cuando se cante play ball, a las 7:10 de la noche, para el inicio del juego entre los Indios de Cleveland y los Tigres de Detroit, el árbitro Ramón de Jesús Ferrer se convertirá en el primero de República Dominicana en ser juez en un juego oficial de Grandes Ligas.
La historia de Ferrer como árbitro es grandiosa, ya que prácticamente logró ascender hasta las Mayores en siete años, después de estar trabajando en los circuitos minoritarios de los Estados Unidos.
Aunque para conseguir viajar no fue fácil.
Ferrer, en 2005, recibió del mexicano Luis Ramírez una beca para que un árbitro dominicano hiciera el curso en los Estados Unidos, sin embargo, la embajada de ese país le negó el visado y no pudo aprovechar esa oportunidad durante tres años.
Su peregrinar
Ferrer salió con muchos sueños desde su paraje natal El Cacique, de Monte Plata, pero jamás con el objetivo de ser árbitro. Su enfoque estaba en ser ingeniero electromecánico, aunque luego tuvo que transferirse para la carrera de Educación Física en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Llegó al arbitraje por la recomendación de Mónico Miguel Zayas, a quien Ferrer llama “El Profeta”.
Ferrer quería ser anotador de béisbol y softbol, pero Zayas lo sacó de ese curso y le dijo que se fuera por el arbitraje. “Va a llegar donde ningún árbitro dominicano ha llegado. Usted va a romper todos los parámetros en el arbitraje dominicano”, así alentaba Zayas a Ferrer durante su desarrollo como árbitro.
“Trabaje duro, que usted nunca sabe quién lo está evaluando”, le seguía recomendando Zayas a Ferrer.
Gran eslabón
Otra figura clave en la carrera de Ferrer es el instructor Jorge Bauzá, quien es el coordinador de árbitros de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe y director de Torneo de las Series del Caribe.
En 2008, Bauzá recomendó a Ferrer al campamento de árbitros en Los Ángeles, California, donde sacó calificaciones sobresalientes.
En 2009 asistió a las evaluaciones de la escuela de árbitros Jim Evans y del departamento de desarrollo de árbitros de Minor League Baseball (MiLB), logrando destacarse, siendo seleccionado para trabajar ese año en las menores, actuando en la Gulf Coast League y en la New York Penn League.
Desde 2011 hasta 2015 ascendió todos los niveles minoritarios.
