Es triste el escándalo de Mu-Sang Ben retirándose de la Academia de Historia tras sumarse al improcedente cuestionamiento infundado de izquierdistas porque el general Ramiro Matos es miembro de esa venerable institución.
Su colega José Chez Checo respondió merecidamente. La realidad histórica es que Manolo Tavárez no murió como alegan sus hijos, que inculpan sin pruebas al general. Lo relatan Tony Raful, Fidelio Despradel y Cordero Michel en obras no desmentidas citadas por Miguel Guerrero.
Bréjete aparte, Ramiro Matos es un caballero. Cuando Guzmán, un jefe del DNI me agredió en presencia del presidente y devolví un trompón; quien se interpuso físicamente increpando al agresor fue él, entonces jefe del Ejército. Evitó que empeorara el incidente.
A reuniones de padres del Loyola, don Ramiro iba vestido de civil sin armas ni guardaespaldas. Su familia, sus compañeros de armas y todos quienes le hemos tratado, incluido el guerrillero Hamlet Hermann, coautor de una de sus obras, conocemos su calidad humana, sus grandes servicios a la sociedad y su acrisolada honestidad probada cuando fue ministro de Defensa. Merece un desagravio.