Rafelo, a quien nadie lloró en su entierro

Rafelo, a quien nadie lloró en su entierro

Rafelo, a quien nadie lloró en su entierro

Seis hermanos de Rafael Fernández están presentando síntomas similares al Covid-19.

SANTO DOMINGO.-Conocido en su humilde pueblo por ser solidario, amable y servicial, Rafael Fernández (Rafelo) pasó a la historia por ser el hombre cuyo cadáver, en su ataúd, fue dejado abandonado en medio de la calle, presuntamente porque murió de Covid-19.

En un acto de insensibilidad, el chofer del carro fúnebre de la funeraria al que su familia contrató y pagó 11 mil pesos dejó el cuerpo varado frente al cementerio de la comunidad de López, en el municipio de Baitoa, en Santiago, emprendiendo la huida ante los ojos de un familiar del fenecido.

Nicho donde debían depositar los restos de Rafael Fernández.

El fin de semana pasado por las redes sociales circularon imágenes que atestiguaron dicho acto, del cual en principio se culpó a Salud Pública, quienes luego desmintieron su vinculación.

No pudo hacer nada
Con notorio quebranto, Francisco Estrella Fernández, sobrino del difunto, expresó a EL DÍA que sintió impotencia por lo ocurrido y aunque amaba a su tío, dijo que no pudo hacer nada para quitar su cuerpo de allí por el miedo a contagiarse y transmitirlo a su hija de apenas un mes.

Narra que llamó a Salud Pública y al 9-1-1, pero se desligaron de responsabilidad. Sin embargo, para su alivio logró comunicarse con un mayor del Ejército Nacional, quien junto a la Cruz Roja de Santiago, consiguieron equipos de protección y sepultaron a su tío.

Nadie lloró
En el entierro de Rafelo nadie lloró. No hubo a quien consolar, pues sus familiares fueron prohibidos de asistir a darle el último adiós, tras ser advertidos por el médico que le asistió, que nadie podía estar a su entierro. Solo su sobrino lo presenció de lejos.

Aun después de su muerte, la familia desconoce si murió o no con Covid-19, porque a pesar de la insistencia de la clínica y de los familiares nunca fueron a tomarle la muestra.
“Solo nos decían: es larga la lista de espera, por lo que deben aguardar ”, dijo Estrella con notorio dolor.

Duró 10 días interno
Antes de su muerte, Rafelo duró 10 días interno en una clínica de Santiago por una fiebre en 37 grados. Asegura que el hombre de 50 años no padecía de ninguna enfermedad. Sin embargo, afirmó que el trato clínico fue por sospecha de coronavirus, por lo cual, dijo, diligenciaron la intervención de Salud Pública sin obtener respuestas.

“Veo que a otras figuras conocidas, de renombre lo internan y al otro día le hacen la prueba, le ponen medicamentos de alto costo, pero no sé si es porque no tenemos dinero o que somos pobres, no tuvimos ese privilegio”, expresó el joven, indignado.

Contagios en Baitoa

— En espera de prueba
El alcalde electo de Baitoa, en Santiago, Bernardo López, afirmó a EL DÍA que en dicho lugar hay 18 personas presentando síntomas sospechosos, de las cuales 5 están hospitalizadas y 2 en estado crítico por el virus.