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SANTO DOMINGO.-Conocido en su humilde pueblo por ser solidario, amable y servicial, Rafael Fernández (Rafelo) pasó a la historia por ser el hombre cuyo cadáver, en su ataúd, fue dejado abandonado en medio de la calle, presuntamente porque murió de Covid-19.
En un acto de insensibilidad, el chofer del carro fúnebre de la funeraria al que su familia contrató y pagó 11 mil pesos dejó el cuerpo varado frente al cementerio de la comunidad de López, en el municipio de Baitoa, en Santiago, emprendiendo la huida ante los ojos de un familiar del fenecido.
