El mundo del deporte profesional en Estados Unidos se complica cada día más, debido a que los jugadores , en su mayoría afroamericanos, en especial en el baloncesto y el fútbol, saben que no se pueden quedar de brazos cruzados ante la violencia policial contra de ciudadanos de color.
La paralización de los partidos de la NBA programados para el miércoles y jueves en la llamada “burbuja”, es una muestra de que los atletas negros están conscientes de que deben constituirse en un fuerte muro de contención ante esta barbaridad.
Y aunque decidieron continuar hoy, no es menos cierto, que se mantiene latente la amenaza de detener definitivamente el evento.
Aunque el respaldo en el béisbol, donde los negros son una minoría, no ha sido tan sólido en esa lucha, también se han dado demostraciones fehacientes de que la apoyan.
Una muestra de ello fue la cancelación de tres partidos programados para el miércoles.
Se creía que la sociedad estadounidense había superado el racismo, en especial tras la presidencia de ocho años de Barack Obama, un descendiente de negros africanos, pero la realidad está demostrando lo contrario, porque cada día se hace más evidente la brutalidad policial hacia ciudadanos de color.
El mundo observa atónito la situación, mientras el presidente Donald Trump, cree que la NBA se ha convertido en una organización política, lo cual considera como “muy dañino”.
Ojalá que esto no degenere en estallidos sociales de grandes proporciones, y demuestra que la igualdad no es solo una cuestión teórica.