Rabia, miedo y cambios de rutina: Son las señales de maltrato infantil

Rabia, miedo y cambios de rutina: Son las señales de maltrato infantil

Rabia, miedo y cambios de rutina: Son las señales de maltrato infantil

Madrid.– El Ministerio de Juventud e Infancia, que preside Sira Rego, ha lanzado la campaña ‘Hay señales que podrían decir mucho’ para reclamar a la sociedad que ante cualquier sospecha de maltrato lo comunique a las instituciones, como la policía, el director de un colegio o la fiscalía.

Cambios bruscos de la noche a la mañana, como dejar de comer o de jugar; dolores sin aparente causa; silencio; rabia; dejar de ir a actividades; jugar de manera agresiva… son algunas de esas señales que pueden esconder algunas situaciones de violencia que pueden estar viviendo los menores en casa, en las aulas o en cualquier otro entorno.

“Aunque la violencia contra la infancia es del ámbito privado hay que abordarla socialmente, igual que se hizo con la violencia machista” que se sacó de ese ámbito privado, ha asegurado Rego en la presentación de la campaña en la sede de su ministerio.

Estar atentos a las señales

La ministra ha reclamado el esfuerzo de toda la sociedad para abordar la violencia contra la infancia y estar atentos a las señales que los especialistas, como psicólogos infantiles, alertan sobre esa violencia estructural.

“Es un asunto público que no puede quedarse en el ámbito privado”, ha insistido la titular de Juventud e Infancia, quien ha destacado que la campaña pone el foco en sacar este asunto “al espacio público” para actuar contra él.

Les invitamos a leer: ¿Es malo practicar ejercicio durante el embarazo?

Peleas, dejar de comer, juegos violentos

La directora general de Derechos de la Infancia y Adolescencia, Sandra de Garmendia, ha detallado algunos de esos comportamientos que podrían esconder episodios de violencia.

“Debemos prestar atención a cambios bruscos de la noche a la mañana; que el niño deje de comer, de dormir o de jugar pueden ser indicadores de estrés, de miedo y ansiedad”, ha explicado.

También la somatización o aparición de síntomas que no tienen explicación médica, como dolores de barriga o de cabeza; o el mutismo selectivo del niño, que puede hablar pero decide callarse y evitar a ciertas personas.

Otros signos como no querer ir a entrenar, rechazar desnudarse, no querer bañarse o ducharse como lo hacía habitualmente en gimnasios, o jugar de manera violenta con sus juguetes pueden esconder también violencia.

Señales en los adolescentes

En el caso de los adolescentes, adoptar conductas de riesgo como drogas, consumo de alcohol o peleas.

Un niño entra en su aula
Un niño entra en un aula del colegio. EFE/ Antonio García

Entornos protectores y denuncias

La iniciativa destaca la importancia de crear entornos protectores para los menores, tal y como recoge la ley de protección a la infancia (Lopivi), que también establece el deber de comunicar cualquier sospecha de maltrato o de violencia contra los niños.

“Ante un indicio o caso de sospecha es un deber generalizado comunicarlo a las autoridades competentes y es más exigente para los profesionales que trabajen con los niños y adolescentes”, ha incidido la responsable de Infancia, quien ha reconocido que “queda mucho por hacer en materia de sensibilización” para que la sociedad tenga ese papel protector.

Durante dos semanas se proyectará la campaña que incluye un vídeo, cuñas de radio y tres elementos gráficos en castellano, euskera, catalán y valenciano con lemas como: “Que le de pereza ducharse es normal, que les de miedo podría no serlo”, “Que quiera quedarse en el parque es normal, que evite volver a casa podría no serlo” y “Que rompa sus juguetes es normal, que los maltrate podría no serlo”.

La ministra ha explicado que en breve se va a publicar una “ambiciosa” macroencuesta sobre violencias contra la infancia y la adolescencia que “dará una foto fija de su estado en España”.

Rego ha recordado que el entorno digital ha provocado la aparición de nuevas violencias y ha reforzado las ya existentes, y ha incidido en la importancia de acudir a la policía, a la fiscalía, a un responsable educativo o de ocio, según el nivel de la violencia, ante el conocimiento o la sospecha de algún episodio.