Diojani de los Santos es consolada por una persona mientras pedía que su padre se entregue.
YAMASÁ- Dolor y llanto es lo que han dejado los últimos días de este año a varias familias de las comunidades Lambedera y San Antonio, en el municipio Yamasá, de la provincia Monte Plata, debido a la muerte de tres personas a mano de un hombre celoso.
“Que se entregue porque sea como sea él es nuestro padre y nosotros sabemos que no era un mal padre. Por esa razón no se le puede guardar odio, no le guardo ningún rencor, él sabe que yo era muy débil con él, por eso le piido que se entregue, que yo quisiera verlo por lo menos en la cárcel a no volver a verlo nunca”.
Estas son las conmovedoras palabras de Diojani de los Santos, sobre su padre Yojansel, el hombre que el pasado miércoles la dejó sin madre a ella y sus otros cinco hermanos, tras asesinar a su exesposa y a otra pareja por motivos de celos.
En Lambedera y en San Antonio, dos comunidades cercanas, en el municipio Yamasá, provincia Monte Plata, los vecinos han quedado sorprendidos con la tragedia, la que describen como algo que nunca habían visto en el entorno, donde como en cada pueblo impera un ambiente de familiaridad por la cercanía de los habitantes.
Yojansel de los Santos le quitó la vida a su expareja y madre de sus hijos, Magalys de la Cruz, de 42 años, a Juana Marte, de 57 años y a Anatacio (Pedro) de la Cruz, de 62 años. Estos último conformaban una pareja de muchos años, la cual procreó siete hijos (todos adultos ya).
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Desde hace un tiempo Yojansel venía celando a su pareja Magalys con Anastacio, o Pedro, como lo conoce la mayoría, por lo que hace tres años, de acuerdo a testimonios de vecinos, tuvieron una pelea en la que el victimario dejó herido al otro hombre, pero este no realizó ninguna acción judicial ni de venganza, y hasta ahí había quedado todo.
Magalys se había separado de Yojansel desde septiembre pasado, pero mantenían una relación armoniosa, cuenta Yohanely, una hija de ambos. Hace unos 15 días la mujer decide irse a la casa de una hija porque se sentía incómoda donde estaba viviendo, alrededor de un kilómetro de distancia, y cuando cambia de residencia su expareja iba a la casa y compartían con los hijos de manera normal.
Se llevaban bien
“Ellos se llevaban bien, él hasta comía en mi casa de la comida que ella hacía. A mí me decía que estaba con ese hombre (su mamá) y yo le decía que no, ellos se estaban llevando bien, hablaban bien, se iba y volvía. Pero yo pensando y no sé lo que le pasó, porque mi papá no era malo, él no era un asesino, lo único que lo daño fue los celos. Mi papá era un hombre trabajador, preocupado por los hijos y su familia, pero se dejó llevar por los celos”, contó la hija.
Una de sus hijas recuerda que una vez su padre agredió a su madre y más adelante pidió perdón de manera arrepentida y alegando que sabía que actuó mal.
De acuerdo a la hija, su madre le decía que su papá no era un mal hombre, pero que había que orar por él porque no se estaba comportando bien.
Vio matar a su mamá
Sin embargo, le tocó vivir el amargo momento de ver a su padre quitarle la vida a su madre. Narró a EL DÍA que cuando se iba a trabajar vio a su papá salir muy rápido, por lo que decidió devolverse para saber lo que estaba pasando.
“Y cuando vi que iba rápido ya estaba encima de mi mamá, la agarró por la espalda y le dio la primera puñalá”, expresó.
Pedro y Juana
Pedro y Juana murieron cuando estaban sentados debajo de una mata frente a su casa, donde acostumbraban salir huyendo del calor de su vivienda.
“Ellos estaban sentando y de repente llegó ese hombre con un puñal en la mano, a ella la apuñaló una sola vez cuando intentó proteger a su esposo, pero a él le dio varias puñaladas”, contó un vecino.
Luego de cometer el hecho, prendió un motor en el que andaba y se fue. Algunos dicen que para la loma, pero todavía no se ha dado con su paradero y es perseguido por la Policía.
Las hijas de Yojansel de los Santos, el victimario, negaron la versión de que una de sus hermanas había sido herida de gravedad por su padre. Dijeron que en ningún momento su padre atentó contra alguien más que no fuera su madre y las otras dos víctimas.
Pedro se dedicaba a la agricultura y todas las semanas viajaba al mercado para comercializar los productos que cosechaba, mientras que su esposa laboraba como ama de casa.
