Quisiera ser Rosario

Quisiera ser Rosario

Quisiera ser Rosario

María Ugarte decía, ante cada edición del periódico donde trabajábamos en los ’70, “gracias, Dios, ¡otro milagro!”.

Tantas voluntades, talentos y destrezas distintas son requeridas para producir exitosamente un diario, que algunos periodistas creemos en milagros, aun temiendo la magia negra.

Los temas escogidos por editores impactan al ánimo y clima de negocios. Esa narrativa define la opinión pública. Dar relevancia mayor a su real importancia a politiquillos, por ejemplo, daña el diálogo cívico y crea descreimiento en la prensa.

Pero legitimar discursos absurdos, dando despliegue que merecen asuntos serios a disparates, obliga a pensar en complicidad desfachatada o campañas de relaciones públicas. Me refiero al absurdo e infundado reclamo de gente apellido Rosario, de un inexistente fondo dizque de trece mil millones (13,000,000,000,000.00) de euros. Algún abogado les hizo creer que llegó aquí desde Suiza y les pertenece por herencia. Cientos de incautos financian a propaladores de esa fantasía, consiguiendo “distingancia” mediática tras rebuses callejeros. ¿Dará el diario explicaciones o excusas por tan grosero abuso e insulto a lectores asombrados?



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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