¿Quién responde por la explosión de Los Ríos?

¿Quién responde por la explosión de Los Ríos?

¿Quién responde por la explosión de Los Ríos?

Más de 40 víctimas en la explosión de la planta de gas en el sector Los Ríos de esta ciudad.

Sus responsables tienen nombre y apellido que ahora lamentan ante la prensa y hacen demagogia con el dolor y la angustia ajena, como lo han hecho Roberto Salcedo y Danilo Mediana, alcalde y presidente-candidatos y sobre quienes recae la mayor responsabilidad de la corrupción existente en el negocio de las plantas de combustibles violentando toda normativa.

¿Cómo pueden ser tan descarados?

¿Por qué son tan permisivo con este tipo de negocio? La tragedia que hoy sufren las familias afectadas, es consecuencia de la irresponsabilidad oficial y empresarial, de la corrupción e impunidad pública y privada.

Es de dominio público que votar para aprobar un permiso de instalación de una planta de combustible, puede significar el tesoro más preciado en el consejo de regidores de nuestros ayuntamientos, salvo honrosas excepciones, por supuesto. Por igual ocurre con cualquier permiso de no objeción de uso de suelo para edificaciones u otras áreas de servicios, ya sea desde los ayuntamientos o en el Ministerio de Obras Públicas.

Alguien dijo que una ciudad es como es su ayuntamiento. Y esta sentencia es extensiva y válida para el gobierno central.

Sólo la irresponsabilidad conjunta de autoridades y empresarios, y la impunidad del sistema judicial, puede explicar que un estaciones de combustibles sean instaladas violentando las normas establecidas poniendo en riesgo vidas humanas y propiedades. ¿Cómo explicar por ejemplo la proliferación de plantas de gas en el corazón de los barrios Villa Juana y Villa Agrícola? Incluso, rodeadas de escuelas.

En cada barrio donde instalan una de esas plantas, las familias y organizaciones protestan, se oponen; pero al final se impone el pe$o del poder y la irresponsabilidad política y empresarial. Para regidores, alcaldes y empresarios cuenta la ganancia, no la gente.

En medio de tanta corrupción e impunidad, continuemos la lucha para cambiar las reglas de juego, y echar del poder o los mercaderes de la función pública.

De lo contrario, que Dios nos agarre confesados, como dice nuestro pueblo.