En 1936, bajo Trujillo, la Puerta del Conde fue designada Altar de la Patria. Pero hasta 1976, bajo la dictadura de Joaquín Balaguer, los restos sagrados de los tres Padres de la Patria estuvieron sepultados bajo el arco del Baluarte. En pleno régimen criminal y corrupto de los Doce Años, Balaguer llevó dichos restos al nuevo Mausoleo. Fue también entonces cuando enrejaron el Parque Independencia y se prohibieron las manifestaciones en ese emblemático lugar.
Pero desde que nació en 1912, el Parque Independencia ha sido lugar de pronunciamientos populares y sociales. Parece olvidarse que allí, en su glorieta, se celebraban cumpleaños con música en vivo. Entre 1961 y la Revolución de 1965, el Parque cobró el carácter de foro público. Con el gobierno de Antonio Guzmán volvió a permitirse el uso libre del Parque. En años recientes, ha adquirido importancia como espacio político y cultural con las películas de René Fortunato, las manifestaciones por la Justicia Fiscal y la Marcha Verde. Todas ellas con música, baile, discursos. Esto lo ocultan quienes despotrican contra la manifestación de dominicanos que luchan por la Restitución de su Nacionalidad y su Ciudadanía dominicana.
A través de grandes medios de comunicación, así como de bocinas y sicarios del teclado, se ha propagado que los manifestantes del sábado 18 de noviembre fueron extranjeros atrevidos y provocadores, que querían ultrajar y hasta “atacar el Altar de la Patria”, como temerariamente se animaron en decir los directivos del Instituto Duartiano. La gente digna y decente de la República Dominicana no tiene la culpa de estas falsedades, pero no debe dejarse engañar.
Esos manifestantes son dominicanos humildes y valientes y no fueron a pedir nada que no les corresponda, sino a reclamar que la Ley 169-14 ha sido una estafa en su contra. Y se presentaron como otros ya lo han hecho: con banderas, discursos, arte y música, incluyendo dramatizaciones. Y con tamboras y baile… ¿Desde cuándo las tamboras y el baile ultrajan la dominicanidad? ¿Acaso ningún difusor de noticias falsas estaba allí cuando se cantó a voz en cuello el Himno de Prud’Homme y José Reyes?
Lo que deberían decir quienes informan de los hechos en la Puerta del Conde, es cómo se intentó atropellar los permisos legales resucitando el fantasma de Balaguer; cómo se protegió y permitió a un grupo de fanáticos insultar y amenazar de muerte a cientos de dominicanos allí; cómo policías armados quisieron lanzar bombas lacrimógenas contra adolescentes y niños; cómo se intentó prohibir a dominicanos la libre circulación acusándolos de “haitianos”. Eso sí es un ataque al Altar de la Patria.
La indignación debe ser con los corruptos y fascistas que van al Altar de la Patria con un falso ramo de flores para hacer relaciones públicas. Con los que roban, malversan recursos e impiden el desarrollo del país, los que siembran el odio, viven de la politiquería, agreden, insultan, amenazan, violan la Constitución y los Derechos Fundamentales. Ellos sí ultrajan y profanan la Patria.