¿Quién eres cuando solo Dios te ve?

¿Quién eres cuando solo Dios te ve?

¿Quién eres cuando solo Dios te ve?

Un gran porcentaje de la población dice amar a Dios y hoy ser cristiano es casi una moda.

Vamos a la iglesia, hablamos de él, publicamos mensajes y decimos con gallardía que lo tenemos en primer lugar en nuestras vidas.

Y eso está bien. Parte fundamental de la conversión a Jesucristo implica confesar con nuestra boca que “él es nuestro salvador” (Romanos 10:9).

Pero, ¿quién eres cuando solo Dios te ve?
En la intimidad con Dios no le podemos mentir, tratar de aparentar o engañar con palabras bonitas, llenas de intenciones, pero vacías, porque Dios conoce lo más profundo de nuestro corazón (Hechos 15:8).

Dios sabe si solo decimos que lo amamos para congraciarnos con otros o parecer buenos. Sabe si vamos a la iglesia para criticar la vestimenta de los demás, el mensaje del pastor o no quedarte en casa, y si realmente te alegras del bienestar de tu prójimo.

Amar a Dios implica una entrega, un servicio, dejar hábitos pecaminosos y comenzar a caminar en pos de lo que él demanda. La Biblia dicen en Lucas 9:23: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

No es tu estilo de vestir o la cantidad de veces que vas a la iglesia lo que reflejará si realmente amas a Dios, es tu compromiso con él.

Una persona que ama a Dios busca por todos los medios estrechar su relación con él, predicar su palabra, ayudar a los necesitados, y sobre todo, amar al prójimo como a sí mismo.

No busca su propia justicia, sino que espera por fe la divina. Está dispuesto a sufrir por su causa, soportar que lo tilden de fanático o loco por predicar su evangelio.

No da a Dios el tiempo que le sobra, sino que intenta involucrarse en sus caminos a fin de verle cara a cara (Filipenses 3:7-11). Y tú…
¿Puedes convencer a Dios de que lo amas?



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.

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