Es curiosa la manera como la oposición hace proselitismo: pretenden negar lo evidente, como el crecimiento de la economía, en base a pueriles opiniones.
Cuando oigo a disconformes con el Gobierno abogar por un “cambio” refiriéndose solo a un “quítate tú para ponerme yo”, me pregunto si realmente han sopesado las posibles consecuencias de cambiar el actual “status quo”.
Es indudable que requerimos con urgencia combatir la corrupción e impunidad, fortalecer el imperio de la ley y fomentar mayor independencia judicial.
Solo cambiar de partido no garantiza eso y sabe Dios si empeora. Pero casi seguramente traería alteración de políticas económicas.
El crecimiento –que dicen es irreal— beneficia al comercio, la industria y los agricultores, que llevan más de una década vendiendo cada año más que el anterior.
El consumo igualmente aumenta gracias a que la clase media es ya una tercera parte de la población. Desmienten a la oposición la cantidad de electricidad y combustibles que consumimos, las importaciones de vehículos y electrodomésticos, y muchas otras métricas. ¿Eso queremos cambiar?