¿Qué queremos cambiar? La alternabilidad es buena, sin ella difícilmente hay democracia, y más aun si en perfecta ejecución populista el gobierno controla las tres ramas (ejecutivo, legislativo y judicial), cuya trilogía precisamente busca equilibrar, morigerar o vigilar cada poder y sus excesos.
Cada día luce haber más gente convencida de que necesitamos un cambio, pero falta identificar o articular cuáles líderes de la oposición aparentan ser más sensatos, capaces y confiables, pues hasta ahora nunca cuajan por sus reiteradas muestras de galloloquismo, como por ejemplo el PRM y Verdes apoyando a los mafiosos transportistas, Abinader prometiendo bajar 30% a todos los precios o muchos partiditos agitando para venderse al mejor postor.
No es lógico creer que entre la oposición no aparece algún puñado de políticos suficientemente confiables como para merecer apoyo similar al que logró el PLD en 1996 o el PRD en 1978.
Esa confianza se gana milímetro a milímetro y no toda junta. Y andando hacia delante (no dije “p’alante”, jejeje…) no hacia atrás. Pero deben fajarse…