Estados Unidos inició la búsqueda de armas hipersónicas hace décadas, lo que fue seguido por Rusia y, posteriormente, China.
Parecen sacadas de la Guerra de las Galaxias y se mueven, de hecho, a «velocidades interestelares».
Es tanta su rapidez que pueden hacer trizas las barreras del sonido y, también, las de cualquier sistema de defensa existente.
Son las llamadas armas hipersónicas, un viejo anhelo armamentista de la Guerra Fría que ha sido noticia sucesiva a lo largo de los años pero que, por estos días, parece regresar hecho realidad.
El gobierno de China anunció esta semana que probó con éxito por primera vez el Starry Sky-2, un dispositivo que voló, según las autoridades de Pekín, a 7.344 kilómetros por hora.
Eso representaría seis veces la velocidad del sonido, una rapidez tan descomunal que podría darle una vuelta completa al Ecuador en menos de dos horas.
Pero no son los primeros.
Rusia anunció el mes pasado que sus MiG-31 que patrullan el Mar Caspio fueron armados desde abril con un nuevo misil hipersónico, el Kinjal.
El Ministerio de Defensa ruso aseguró, además, que pronto tendría listo el Avangard, un sistema de misiles que podría cubrir distancias intercontinentales a una velocidad hipersónica de 24.140 kilómetros por hora.
Ya en 2015, la Fuerza Aérea de Estados Unidos anunció su objetivo de desarrollar un arma hipersónica para 2023 y mostró varios avances al respecto, pero ante el creciente avance de Moscú y Pekín, ya en Washington comienzan a manifestar preocupación por lo que pasa en el otro lado del océano.
Hace poco, la Agencia de Defensa de Misiles de EE.UU. solicitó US$120 millones en presupuesto para 2019, con el fin de desarrollar defensas de misiles hipersónicos.
Para que se tenga una idea, en 2016, esa oficina pidió US$75 millones con iguales propósitos para en este año.
Final de la publicación de Youtube número 2 de Минобороны России
«Washington hasta hora tiene un sistema antimisiles que todavía no se sabe si funcionará de manera efectiva ante un ataque real, pero no tiene ningún mecanismo para defenderse de estos nuevos dispositivos», explica a BBC Mundo George Nacouzi, experto en armas hipersónicas de la Rand Corporation, un think tank que asiste a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
Pero ¿en qué consisten y por qué preocupan estas armas hipersónicas?
Qué son las armas hipersónicas
James Acton, codirector del Programa de Política Nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, un centro de estudios con sede en Washington, explica a BBC Mundo que por definición se conoce a sí a aquellos dispositivos armamentísticos que superan en su vuelo la velocidad del sonido.
Es decir, los 1.235 kilómetros por hora.
«Teóricamente, pueden ir cinco, 10 e incluso 20 veces o más la velocidad del sonido», comenta el experto.
Nacouzi, por su parte señala que existen dos tipos de armas hipersónicas:
- Vehículos de desplazamiento hipersónico (HGV), que son una especie de planeadores que son enviados al espacio, alcanzan grandes altitudes y luego vuelven a entrar con trayectorias erráticas a la ubicación que es blanco.
- Misiles de crucero hipersónicos (HCM), que son básicamente una modalidad de proyectiles que cuentan con un sistema de propulsión que rompe varias veces las barreras del sonido.
Ambos pueden desplazarse a velocidades superiores a los 6.115 kilómetros por hora.
De acuerdo con Acton, su fabricación ha sido una aspiración desde la Guerra Fría, pero su desarrollo se ha enfrentado a varios desafíos tecnológicos.
«Dependen del tipo de arma hipersónica, pero en el caso de los primeros una de las principales limitaciones ha sido la temperatura. Alcanzan temperaturas muy elevadas en la atmósfera y pueden derretirse, entonces el desarrollo de materiales resistentes y el control del calor serían dos elementos a tener en cuenta para su desarrollo», señala.
«En el segundo caso, el problema son los motores, es decir, cómo hacerlos para que sean suficientemente rápidos y puedan mantener esa velocidad por largos trayectos y sin que el motor explote«, agrega.
Nacouzi señala que el mayor desafío estratégico con estos dispositivos es que, hasta ahora, las armas existentes tienen una trayectoria de vuelo predecible.
«Las armas hipersónicas, por su parte presentan trayectorias de vuelo imprevisibles y se mueven a velocidades o altitudes variables, por lo que es muy difícil defenderse de estas cosas. Entonces, ni Estados Unidos ni ningún otro país tiene defensas efectivas para un ataque de este tipo», agrega.
La buena noticia es que, según el experto, esto todavía es una posibilidad lejana, puesto que solo tres naciones están realizando avances significativos para su desarrollo.
La mala, agrega, es que su consecución está dando paso a una nueva «carrera armamentística» para conseguirlas.
La nueva carrera
Acton también coincide en que las tres naciones se encuentran en una «carrera» para ver quién domina este tipo de armamento primero.
«Están desarrollando las tecnologías, justifican su desarrollo e invierten grandes sumas de dinero y parte de la justificación es la propia producción de ese tipo de armas por los otros países, por lo que definitivamente hay una nueva carrera armamentística», opina el físico teórico.
Agrega que si China se ha interesado más por los cohetes, Rusia parece haber puesto el foco en los planeadores, aunque, según Moscú, el próximo año podría desplegar su misil intercontinental de largo alcance.
Nacouzi señala que en el caso de Estados Unidos, los expertos se encuentran trabajando en este campo desde hace más de 30 años, pero, hasta donde se conoce no han desarrollado potencialmente ninguna tecnología, por el costo u otras razones
Sin embargo, el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, aseguró en abril pasado ante una audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado que las armas hipersónica y sistemas de defensa contra ellas eran «la prioridad número uno» para la investigación y el desarrollo militar de su país.
«La evidencia disponible me sugiere que Estados Unidos sigue siendo el líder en estas tecnologías», opina Acton.
La nueva amenaza nuclear
Sin embargo, el físico considera que el mayor desafío no está solo en el desarrollo de este tipo de armamento, sino en otros dos elementos que podrían derivarse de él.
«Estas armas no han sido desplegadas a gran escala aún. Para mí, el mayor avance de esto sería si, por una parte, Rusia o China despliegan sistemas de muy largo rango con capacidad nuclear», comenta.
De acuerdo con el especialista, Rusia y China parecen enfocarse en equipar sus armas hipersónicas con ojivas atómicas, mientras Estados Unidos busca asociarla más bien a armas convencionales.
Pero a diferencia de estas últimas, considera, las armas hipersónicas nucleares no necesitan de la precisión requerida para las convencionales: los destrozos pueden ser iguales sin necesidad de golpear en el objetivo identificado.
«Se use con capacidad nuclear o no, lo cierto es que Estados Unidos continental nunca ha sido amenazado por armas convencionales chinas y su vulnerabilidad a armas convencionales rusas ha sido muy limitada. Y con este tipo de armas, porten o no cabezas nucleares, desde el punto de vista de la seguridad, el peligro es mucho mayor «, agrega.
Con todo esto sobre la mesa, los expertos no dudan que las armas hipersónicas serán un factor clave en las amenazas o en las guerras del futuro.