Las personas desaparecen durante la violencia; algunos no saben dónde están sus seres queridos, pero otros, sabiéndolo, no han podido legalizar su muerte.
El fundamento de los desaparecidos es poder restaurar la memoria de sus desaparecidos y recuperar sus cuerpos. El común denominador del problema es que son personas de bien y el país debe reconocer a los familiares de los desaparecidos.
Las necesidades de los familiares de las personas desaparecidas es una incertidumbre total. No tendrán tranquilidad hasta que se esclarezcan los hechos, se recuperen los restos de sus seres queridos, los entierren dignamente y les ofrezcan los rituales que manden su religión y costumbres. ¿Por qué?, ¿para qué?, ¿quién?, siempre atormentará a los familiares.
Entre 2022 y lo que va de este 2023, han desaparecidos unas 300 personas, según la Asociación de Familiares, Detenidos, Desaparecidos y Desacatados (Afamidesa), que dirige el señor José A. Thomas, desde el 21 de marzo de 2018.
La esperanza, suele ser una actitud que los impulsará a hacer cosas positivas a favor de sus desaparecidos, a veces maravillosa, como cuando se agrupan en asociación y se erigen comités de apoyo a otros familiares. Mientras no hagan nada, dominará en sus vidas, la incertidumbre, el desconsuelo, el desencanto, el desánimo, el pesimismo, la tristeza.
Ellos comienzan a ver mejor la realidad de las desapariciones. A veces, llegan muy lejos en su lucha; como por ejemplo escribir cartas al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), una organización imparcial, neutral e independiente, fundada en 1863, que tiene la misión exclusivamente humanitaria de proteger la vida y la dignidad de las víctimas de los conflictos armados y de otras situaciones de violencia, así como de prestarles asistencia.
Según el CICR, los familiares de las personas desaparecidas suelen tener necesidades muy singulares, entre las que se encuentran: saber qué ocurrió con su familiar y poder enterrar dignamente sus restos, resolver problemas legales y administrativos relacionados a la viudez u orfandad, recibir apoyo económico, atención psicosocial, actos de reconocimiento y otras formas de reparación por la pérdida de oportunidades, acceso a la justicia, entre otros muchos más.
¿Qué significa tener un familiar desaparecido? No veo a la Justicia local llevando a cabo tan grande tarea, como la de dar respuesta a esos centenares de familias a través de sus mecanismos regulares. Igual diré de la Policía Nacional, que hoy debate una reforma, pero que no está considerando el sector de las desapariciones de personas, ya que el mismo indica un problema de (in) seguridad ciudadana.
En el plano mundial, en distintos lugares se vienen creando soluciones administrativas, como programas de reparaciones, comisiones de la verdad, dispositivos para la declaración legal de la ausencia, mecanismos de búsqueda de personas desaparecidas, entre otros; sin los cuales se tendría que atender a las necesidades a través de cientos de procesos judiciales ante los sistemas de justicia.
Para las familias de personas desaparecidas, el país no ha creado aún un mecanismo destinado a atender sus necesidades. Ni tenemos membresía en la Convención Internacional contra las Desapariciones Forzadas de Personas (2007), ni una Comisión de Derechos Humanos que verdaderamente esté realizando alguna acción importante para disminuir este problema. “¿Cómo continuar así?” Estas familias están traumatizadas. Es una desgracia. Tenemos que demostrarles más respeto.